Club21

 

(Vista de la avenida Presidentes a la altura de la calle 21. Vedado, La Habana)

Eliana terminaba su tercera y última jornada con un grupo de inversores canadiense. Insistieron en invitarla a cenar aquella noche para despedirse y agradecerle su eficaz mediación. Habían llegado a La Habana buscando lo mismo que Atamante... 

Atamante fue a su encuentro en la esquina de la calle 21 con la avenida de los presidentes, y desde allí descendieron hacia el malecón.

(Parque de atracciones en la esquina de la calle 23 y L, ocupando el solar dejado tras la demolición del hospital Reina Mercedes, construido en 1959 para celebrar el 29 congreso mundial de agentes de viaje, ASTA. Poco tiempo después se transformó en el cabaret Nocturnal)

A mitad de camino escucharon el rumor de un griterío sobre el que descollaban las carcajadas desacompasadas de algún borracho. En la distancia, detrás de lo que parecía un plató de cine abandonado, con estanques y montañas artificiales, se vislumbraban las luces de un cabaré.

—Poco antes de la revolución montaron este centro recreativo que nació condenado a la ruina —le explicó Eliana—. El bonche viene del «Nocturnal», evitémoslo, allí solo hay chusma. Fidel tiene planes para acabar con este bullicio.

(Fidel Castro con Mónica Sorin en el pico Turquino, de  la sierra Maestra, foto extraída de la portada del libro Cuba, tres exilios. Memorias indóciles, de Mónica Sorin)
 
—Al Caballo le va más la templadera. No pierde ocasión. Mi amiga Mónica, la argentina, estuvo no hace mucho junto a un grupo de estudiantes de excursión con Fidel, subiendo el pico Turquino. Una tarde se le acercó un escolta y le dijo que fuera a su tienda. Le salvó pedirle a una chica que la acompañara, pues al verlas entrar juntas el rostro se le demudó y mandó a llamar a otra más sata.

(Vista panorámica de la heladería Coppelia, diseñado por el arquitecto Mario Girona en 1966, construida al desmontar el cabaret Nocturnal, antes parque temático)

—¿Sabes lo que quiere montar ahí? ¡Una heladería! ¡La más grande del mundo!

—¿Para un pueblo que tiene el alimento racionado? —se extrañó Atamante—. Bueno, si los regala, aunque sea, tienen leche.

—No creo, estamos enfrente del hotel Habana Libre, será propaganda. En aquella excursión, mostró los planos a los estudiantes, ¡los llevaba en la mochila! Dicen que su secretaria íntima, Celia Sánchez, ha escogido el nombre de su ballet favorito: Coppelia.

—¡Un dictador que revisa la construcción de una heladería! No me figuro a Franco supervisando los planos de los pantanos que inaugura.

(Elena Burke y Meme Solís cuando actuaban juntos en el Club 21)

Ralentizada su marcha por la charla, tardaron en llegar al club más de la cuenta. La marquesina de la entrada y su ostentoso letrero atrajeron la atención de Atamante:

—¡Vamos a entrar en el siglo cinematográfico veintiuno!

—¿Qué dices, chico?, ¿tienes comején en la azotea? 

—¿No te parece que hubieran esculpido el logo de la 20th Century Fox? 

—Ahí dice simplemente 21 Club Restaurant Bar.


Mucho antes de que la RAE admitiera «meme» como «imagen, video o texto, por lo general distorsionado con fines caricaturescos, que se difunde principalmente a través de internet», un músico cubano inconmensurable lo acuñó como su nombre artístico y lo hizo mundialmente conocido: Meme Solís, y sus afamados cuartetos terminaron llamándose los Meme.
Nacido como José Manuel Solís Fernández en Mayajigua, Yaguajay, Sancti Spiritus, Cuba, en 1939, a los seis años comenzó a estudiar piano en el conservatorio de Santa Clara. El piano le brindó su primera oportunidad cuando tenía dieciséis años, acompañando nada menos que a Olga Guillot en el teatro Cloris de esta ciudad.
Como dice la musicógrafa Rosa Marquetti, Meme Solís «es primero que todo, y con muchos méritos, un piano-man siempre en estado de creación, en cuya obra se identifican momentos que lo unen al crooner Sinatra o a aquel Nat King Cole que con su piano hizo los mejores temas vocales del jazz de finales de los años 40. Frente al piano y en íntima comunión con él, es donde comienza el universo Meme Solís».
Después de Olga, vino Elena Burke, con la que actuó tanto en el Club 21, como en el bar del hotel Habana Hilton. A finales de 1959 graba con ella La Burque canta, encargándose además de la selección de las canciones, incluyendo tres boleros suyos, y participando en la producción. El resultado es considerado unos de los mejores discos de la Burke.
En 1960 fundó el Cuarteto de Meme Solís con Horacio Riquelme, Ernesto Martín y Moraima Secada (tía de Jon Secada), grupo que dominó en Cuba la década de los sesenta, aunque variaran sus integrantes y su nombre (a partir de 1964, los Meme).
La mayoría de los boleros de Meme grabados a principios de los años 60 se acercaron al feeling, siendo Qué infelicidad el más cantado por otros intérpretes: Moraima Secada, Ana Margarita Martínez Casado y Pablo Milanés, casi cuarenta años después.
No hubo en los años 60 cantante destacado que no cantara o grabara algunos de sus temas. Pero sin duda, el más notable intérprete de las obras de Meme ha sido él mismo, solo o con sus cuartetos. 
En 1969, pleno apogeo, decidió disolver el cuarteto Los Meme y exiliarse con su familia a EEUU, por lo que su trabajo fue prohibido en los medios de difusión cubanos. Trabajó durante un tiempo como operario en una fábrica de cajas de cartón, aunque continuó componiendo canciones que seguían interpretando Elena Burke, Rosita Fornés y Las Capellas, entre otros. Formó, sin que apareciese su nombre, el cuarteto Los Cuatro, al estilo de Los Meme e hizo música y arreglos para shows de otros, como La Fornés tridimensional.
Se trasladó a Nueva York, donde continuó componiendo, produciendo y grabando discos. Allí mantuvo diez años un programa de radio: El Show de Meme Solís. Ha realizado giras artísticas por varios países de Latino América y ha estado varias temporadas en los teatros de Broadway con sus propios espectáculos. Ha participado y organizado conciertos con Celia Cruz, Paquito D’Rivera, Xiomara Laugart y Pancho Céspedes, entre otros.

(Sean Connery vestido con el uniforme de comandante de la Royal Navy, en una escena de Solo se vive dos veces, 1967)
(Trailer oficial de You Only Live Twice, 1967)

—Te explayas demasiado contra el Gobierno, ¿y si yo fuera un agente del G2?

—Con esa pinta de dandi… —Un ligero movimiento de sus ojos advirtió a Atamante que se había arrepentido de decirlo—. No debes de haberte topado a ninguno.

—¡James Bond es un dandi!

—¿Quién es ese tipejo?

—Un comandante de la Marina Real Británica adscrito al Servicio Secreto.

(Sean Connery en una escena de la película Dr. No, estrenada en 1962, dirigida por Terence Young y protagonizada por Sean Connery y Ursula Andress)

(Trailer oficial de la película Dr. No, 1962)

—¿Tú me quieres armar tremenda guasanga?  —Eliana empezó a destemplarse.

—¿De verdad que no lo conoces? Buena planta, atractivo, seductor, trajes italianos, camisas de la sastrería de Churchill —insistió Atamante, incrédulo.

(Fotografía de Sir Winston Leonard Spencer Churchill (1874 – 1965) en 1904, poco después de desertar del partido conservador y pasar a las filas liberales)

—Como caída de la mata, pero si lleva camisas de Churchill no será tan elegante.

Iba a contestarle que el político inglés, fallecido a principios de aquel año, no siempre tuvo el aspecto físico que inmortalizó la prensa y que descendía de los duques de Marlborough...

(Sean Connery como el agente del MI6, James Bond, en Goldfinger, junto al Aston Martin DB5. Tercera entrega de la serie, estrenada en 1964)

(Trailer oficial de la película Goldfinger, 1964)

...prefirió seguir centrado en ese otro hecho para él inaudito:

—Conduce un Aston Martin, come caviar Royal Beluga acompañado de Dom Perignon, le encantan los cócteles de Martini y vodka… y las mujeres bellas como tú.

—¡Está bueno ya de tanta huevonada! —estalló Eliana.

—Perdóname, es que me parece increíble que no hayas visto ninguna de sus películas —Atamante aprovechó para rebajar el tono—. La última se titula Goldfinger. Sean Connery es su protagonista y lo borda.
(Cartel español de la película Desde Rusia con Amor, segunda de la serie estrenada en 1963, dirigida por Terence Young y protagonizada por Sean Connery)


(Trailer oficial de la película Desde Rusia con Amor, segunda de la serie estrenada en 1963, dirigida por Terence Young y protagonizada por Sean Connery)

—¡Acabáramos, chico! ¡Una película! ¿De agentes secretos, lujo, buena vida, ropa elegante, comida abundante, champán y rusos o comunistas por medio?

—De trasfondo está la Guerra Fría y en la segunda se enamora de una agente rusa. Me parece asombroso que no se hayan estrenado aquí.

—Sabiendo que se prohibió un documental como P. M., ¿tú te vas a sorprender porque las películas de ese Bond no se hayan estrenado en Cuba?

(Las películas de Bond se pudieron ver por primera vez en un cine de Cuba en agosto de 2017, más de cincuenta y cinco años después de estrenarse la primera de la serie, Dr. No, aunque durante años circularan copias piratas en el mercado negro)

(Estado en el que quedó el Ferrari 250 GT Berlinetta de Porfirio Rubirosa, tras estrellarse contra un castaño del bosque de Boulogne de París, después de una fiesta en el club nocturno Jimmy's de la capital francesa, donde había celebrado el triunfo en la copa de polo de Francia. Chocó con la parte trasera de un vehículo estacionado, antes de perder el control de su Ferrari y empotrarse en el árbol. Sin cinturón de seguridad, su pecho es aplastado por el volante, provocando su muerte. Tras este fatal accidente, su amigo José Luis de Vilallonga dijo: "Una muerte hermosa, como la que él había deseado, como la que había provocado con la ayuda del alcohol, el cansancio, el insomnio. El Bois de Boulogne a primera hora de la mañana, un Ferrari centelleante, un árbol al otro lado de la carretera y la vida acabando en el umbral de una vejez que nadie quería imaginar". Fotografía del mismo día 5 de julio de 1965 en el que ocurrió el accidente. EFE/Archivo)

—¿Sabes en quién se inspiró el autor de los libros para definir el personaje? En Porfirio Rubirosa.

—¿Rubirosa? Estuvo de embajador antes del triunfo de la revolución. Sería con la intención de maquinar algo e impedirla. Trujillo se la tenía guardada a Fidel por haber participado de jovencito en una expedición para derrocarlo.

—Murió este verano al estrellar su Ferrari contra un castaño del Bois de Boulogne.

—¡Pobre castaño! Ese bosque está salado; primero se le instalan unos parásitos de la café society y ahora se le estampa un playboy de la jet set.

(Hefesto, Vulcano, en la forja por Guillaume Coustou (hijo), Louvre. Esta obra le sirvió para entrar en la Académie Royale, 1742)

—¿Cuál te parece el mito más sugestivo?

—Hefesto —dijo sin dudar Atamante.

—Esperaba que dijeras un mito menos atormentado y feo.

—Es un mito paradójico —dijo Atamante, alargando la jota después de apurar el enésimo daiquiri y pedir otra ronda—. Teniendo el cuerpo deforme, tullido y grotesco, lo casaron con Afrodita. 

(Lautrec pintando en su taller El baile en el Moulin Rouge, 1890, probablemente fotografiado por Guilbert)
(Fotomontaje de dos retratos de Toulouse-Lautrec, realizado por Maurice Guibert en 1891) 

(Henri de Toulouse-Lautrec y Tremolada, asistente de Zidler, cofundador y director del Moulin-Rouge. París, 1892)

(Henri Toulouse-Lautrec fotografiado por Paul Sescau en 1894)
(Toulouse-Lautrec en su taller frente a una modelo, junto al cuadro Salon Rue des Moulins, pintado en 1894. Fotografía de Maurice Guibert, 1895) 

—Tuvo el destino más cruel que pueda tener un mito y un ser humano: siendo capaz de hechizar con su arte, su cuerpo esperpéntico jamás inspiró el deseo.

—¡Alabao, chico, tú sí sabes de mitos!

—¿Sabes quién encarna mejor a Hefesto en el arte?

—Es fácil: Toulouse-Lautrec.

—¡Exacto! Con esa cabeza, nariz, labios y sexo desmedidos y su estatura de metro y medio no inspiraba a las mujeres lascivia, sino obscenidad. En cambio, sus cuadros…

(La cantante Yvette Guilbert, 1867-1944, estrella de los cabarets El Diván Japonés, Ambassadeurs o Moulin Rouge, conoció a Toulouse-Lautrec a comienzos de 1893. Este retrato suyo sirvió de ilustración del artículo dedicado a los cafés-concierto por Gustave Geffroy en Le Figaro Illustré en 1893. Guache y carboncillo sobre papel. ©Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid)
(Henri de Toulouse-Lautrec (1864-1901) Divan Japonais, 1892 Póster, litografía en color, 79,8 x 60,5 Colección: Victoria and Albert Museum, Londres. © Victoria and Albert Museum, Londres. En primer plano, Jane Avril y el crítico simbolista Edouard du Jardin. Tras ellos aparecen los cuellos de los contrabajos, los brazos del director de orquesta y, sobre el escenario, la silueta inconfundible de Yvette Guilbert)

—A pesar del rechazo inicial, varias mujeres resaltaron la viveza y calidez de sus ojos, su brillo y sus tonos aterciopelados. 

—Así que ahora eres tú la que ve un lienzo posimpresionista en los ojos.

—Repito lo que decían sus amigas Yvette Guilbert y Jane Avril. Eran negros y su iris parecía la prolongación de su pupila, pero reflejaban fuerza, indocilidad, pasión.

(En 1896, Lautrec utiliza como cartel para el Salón de los Cien, serie de exposiciones de carteles organizadas por la revista artística La Plume en sus locales, una litografía enviada a los suscriptores de la revista. Esta composición  representa a una joven pelirroja, pasajera del camarote 54 en el paquebote Le Chili)
(El verano de 1895 Lautrec se embarcó en el vapor 'Le Chili', con su amigo el fotógrafo Maurice Guibert. Viajaban desde el puerto de Le Havre, en la desembocadura del Sena, hasta Burdeos. Durante el viaje, el pintor descubrió a una joven que ocupaba el camarote número 54; iba a reunirse con su marido, un funcionario colonial destinado en Senegal. A Lautrec le fascinó tanto su belleza que al llegar a Burdeos, a pesar de las protestas de Guibert, permanecieron a bordo y continuaron hacia el sur. Decidido a continuar hasta Dakar, su amigo no logró sacarlo del barco hasta Lisboa. Lautrec mantuvo una fotografía de la mujer desconocida hasta su muerte, probablemente realizada por Guibert)

—¿Recuerdas el cartel La pasajera del camarote 54? —preguntó Eliana después de dar un nuevo sorbo—. Una mujer sentada en la cubierta contempla ensimismada el océano. Para mí, la melancolía que desprende la escena expresa la decepción del artista.

(Salon Rue des Moulins, 1894, pastel, museo Toulouse-Lautrec, Albi)

—¡Qué diferencia cuando pintaba prostitutas! En los burdeles, donde el amor es superfluo, su cuerpo malhecho pasaba desapercibido. Se pasaba semanas enteras. Su propia marginalidad hizo que se identificara con ellas.

—Las dignificó en sus obras. En su serie Elles, las chicas no aparecen insinuantes ni provocativas, sino realizando sus actividades cotidianas con naturalidad, como si aquel ser diminuto que las dibujaba fuera... 

(Dans le lit, 1893, óleo sobre lienzo, Musée d'Orsay, Paris)

—Hay también escenas de lesbianas. El pintor se convirtió en voyeur, como los coleccionistas que adquirieron esos cuadros.

—¡Qué bobería es esa! Todos los hombres tenéis la misma fantasía. El tratamiento que hace del amor entre mujeres es exquisito y creíble. 


(Monumento en homenaje a los ocho estudiantes de medicina fusilados en 1871. Se trata de un templete octogonal de estilo griego que rodea el sector de la pared en que los estudiantes fueron fusilados, que formaba parte de los barracones de ingenieros, edificio demolido en el año 1901)
(Primera misa celebrada el 27 de noviembre de 1899, ante la pared del Cuartel de Ingenieros que existía al lado del Castillo de la Punta, donde fusilaron a los estudiantes el 27 de noviembre de 1871. Foto: Archivo de Granma)

(Fusilamiento de los estudiantes de 1871; óleo sobre lienzo de Manuel Mesa Cubillo, 1931)

Antes de cruzar el paseo del Prado, Atamante pudo ver la cúpula octogonal de mármol que cubría un templete. Dentro de las columnas que la soportaban veía una sombra que, según se fueron acercando, le pareció un trozo de muro.

—¿El resto de una muralla?, ¿qué tiene de particular para cubrirlo por un templete?

—Es parte del muro donde los españoles, en mitad de la guerra de los Diez Años, fusilaron a ocho estudiantes de Medicina acusados de profanar la tumba de un periodista integrista, muerto un año antes en un duelo con un criollo. Tenían menos de veintiún años.

© Todos los derechos reservados (El templete de las musas)

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