En la majada de Eumeo

 

La tablilla sobre el diluvio de la epopeya de Gilgamesh, escrita en acadio (Museo Británico). Está basada en cinco poemas independientes sumerios, que constituyen la obra épica más antigua conocida.

Tablilla de piedra grabada con escritura pictográfica procedente de la ciudad mesopotámica de Kish (Irak), datada en el 3500 a. C. Probablemente es el vestigio más antiguo conocido de escritura; y consta de pictogramas que representan cabezas, pies, manos, números y trillos.

Una de las cartas de Amarna con escritura cuneiforme grabada en una tablilla de arcilla. Estas cartas, en su mayor parte diplomática,  entre la administración egipcia y sus semejantes en Canaán, Amurru, Mittani y Babilonia, y también con estados vasallos en Siria. Fueron encontradas en Amarna, ciudad del Alto Egipto, nombre moderno de la capital del Imperio Nuevo del Antiguo Egipto, fundada durante el reinado de Amenhotep IV (ca. 1350-1330 a. C.).


—¿Qué has aprendido acerca de los sumerios?

Atamante repasó en su mente la frase que había subrayado en la media página del libro de geografía e historia que hablaba de Mesopotamia y la lanzó como una exhalación:

—¡Sumeria fue la primera civilización del mundo!

—¿Y por qué se considera una civilización?

—Porque sabían leer y escribir.


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Factura de venta de un esclavo y un edificio en Shuruppak , tablilla sumeria, c. 2600 aC

Fragmento de cono de arcilla con inscripciones mencionando la excavación de un canal por el rey Urukagina de Lagash .


—¿Por qué crees que te hablo de los sumerios?

—No lo sé, papá.

—Muy sencillo, porque gracias a las tablas que se conservan de su escritura sabemos que utilizaron esclavos en la construcción de los diques y estanques que controlaban las crecidas de los ríos y de los depósitos y canales con los que administraban el agua de sus cultivos.

—¡Como hace Secundino en el jardín!

—A otra escala, hijo. 


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Busto de Aristóteles en mármol (Colección Ludovisi, Palacio Altemps de Roma). Copia romana de un original griego de Lisipo ( ca. 330 aC ). El manto de alabastro es una adición moderna.

Lápida de una mujer con su asistente infantil esclavo, c. 100 a. C.

Alejandro Magno y Aristóteles. Grabado de Charles Laplante.


Platón y Aristóteles en la La escuela de Atenas, por Rafael Sanzio (1509).

Mosaico del siglo I hallado en Pompeya que representa a la Academia de Platón. Actualmente en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.

Busto de Platón del siglo IV a. C., copia romana de un original griego (Museo Pio-Clementino del Vaticano)

Platón, Séneca, y Aristóteles en una ilustración medieval (c. 1325–1335).

Don Aurelio le explicó que, si bien habían aparecido grandes hombres que habían tratado de influir en la moralidad de las sociedades, las tesis abolicionistas tardaron miles de años en imponerse. En ese camino, precisó, hubo avances y retrocesos importantes. Para ilustrarlo se remontó a los grandes pensadores griegos; la mayoría, dijo, influidos por Aristóteles, a quien citó textualmente:

—«La naturaleza quiso hacer diferentes los cuerpos de libres y de esclavos: unos fuertes para los trabajos necesarios; otros erguidos e inútiles para tales menesteres, pero útiles para la vida política». —Acompañó don Aurelio estas palabras con una mímica grotesca que hizo reír a Atamante, aunque no le aclaró la utilidad de la política—. Platón y Aristóteles tenían esclavos.


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Busto imaginario de Séneca en mármol (siglo XVII). Museo del Prado.

El suicidio de Séneca, en la Crónica de Núremberg, publicada en 1493.

El suicidio de Séneca (1871), por Manuel Domínguez Sánchez.

El niño, que a duras penas había oído hablar de estos filósofos, se quedó callado, forzando una expresión de atención para no defraudar a su padre.

—Solamente los estoicos condenaron la esclavitud —don Aurelio se animó y finalizó con una frase de Séneca—: «Recuerda que quien tú llamas esclavo nació de la misma estirpe, sonríe bajo los mismos cielos y, de igual modo, respira, vive y muere».

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Ulises, transfigurado en un anciano, conversa con el porquerizo Eumeo. ILUSTRACIÓN DE FLAXMAN. LA ODISEA, VERSIÓN DIRECTA Y LITERAL DEL GRIEGO POR LUIS SEGALÁ Y ESTALELLA. MONTANER Y SIMÓN, EDITORES, 1910


Eumeo fue á acostarse en la concavidad de una peña, donde dormían los puercos al abrigo del Bóreas. Lámina de Wal Paget, LA ODISEA, VERSIÓN DIRECTA Y LITERAL DEL GRIEGO POR LUIS SEGALÁ Y ESTALELLA. MONTANER Y SIMÓN, EDITORES, 1910 
Ulises, como viera que Argos le halagaba con la cola y ya no tenía fuerzas para ir á encontrarle, enjugóse una lágrima que ocultó á Eumeo. Lámina de Wal Paget,

Una de las lecturas iniciales que le entregó fue una versión de la Odisea adaptada para su edad. Después de leerla varias veces, su padre lo citó en el templete de las musas.

—A ver, hijo, ¿qué decía Eumeo sobre la esclavitud?

—«Zeus quita a un hombre la mitad de su valía cuando le alcanza el día de la esclavitud» —respondió el niño sin dudar, pues la institutriz, sabiendo que don Aurelio iba a hacerle aquella pregunta, le hizo repetir la frase hasta aprenderla de memoria.

—Eumeo sabía de lo que hablaba, ya que él era un esclavo. 


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Eumeo, Odiseo y Telémaco. Bonaventura Genelli (1798 - 1868).


La matanza de los pretendientes por Odiseo, Telémaco y Eumeo (derecha). Crátera de campana de figuras rojas de Campania, tal vez de Capua. 330 a. C. Museo del Louvre.

Don Aurelio destacó que Homero le había otorgado un papel relevante a aquel simple porquero, al ser el primer habitante que encuentra Odiseo al volver a Ítaca y le ofrece hospitalidad, pese a estar disfrazado de mendigo; y quien lo acompaña, junto a Telémaco, al certamen del arco y la venganza contra los pretendientes de Penélope.

—Se portó mejor que los hombres libres.

—Era la forma que tuvo Homero de transmitir a los griegos lo mismo que pregonaban los estoicos.


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Sarcófago fenicio de Palermo (siglo V a. C.).
Bajorrelieve de una golah (barco mercante) fenicia del siglo II-I a.C. perteneciente a la decoración de un sarcófago hecho en Biblos en época romana. Museo Nacional de Beirut.

Barco de guerra, hippoi. Representada en la decoración en yeso del palacio de Senaquerib, (705-681 a.C.) recogiendo el momento de la huída del rey Luli ante el ataque de Sargón II

Moneda fenicia (340 a.C.) en la que se puede apreciar una nave tipo hippoi


Naves fenicias, palacio de Sargón II, 2600 a.C.

Dibujo del panel del Palacio de Senaquerib (705-681 a.C.) donde aparecen dos tipos de barcos fenicios: el de guerra, hippoi, con espolón de proa y el redondeado, llamado golah, de carga y pasaje.

Relieves del templo de Medinet Habu.




Mapa de las principales rutas comerciales usadas por los fenicios en el Mediterráneo.


Mapa de la costa mediterránea oriental con las principales ciudades de la región. En verde, el territorio  fenicio.

Hubo dos aspectos que don Aurelio resaltó de aquella historia. Uno respondía al concepto aristotélico de asumir la esclavitud como hecho natural: de un lado, Eumeo mostraba lealtad y bondad hacia sus amos; de otro, Odiseo, al conocer que era hijo de un rey y los pormenores de su esclavitud, se limitó a decirle que Zeus le había puesto un bien dentro de un mal, quedando en manos de un hombre bueno y llevando una existencia agradable. El otro se refería a la construcción naval de los fenicios, que fueron quienes secuestraron a Eumeo siendo niño, que los llevó a dominar el comercio en el Mediterráneo y ampliar el alcance de la trata de esclavos.

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Emperador Carlomagno por Alberto Durero

Miniatura del Libro de horas de Carlos VIII de Francia, manuscrito iluminado en pergamino del siglo XV, f.º 13v. Representa a Luis XII orante y tras él, de pie, Carlomagno.


Estatua de Carlomagno en el Palacio de Versalles

Tráfico de esclavos en el campamento de los eslavos orientales, pintura de Serguéi Ivanov.

Mapa que muestra la red comercial de los Radhanitas (en azul), ca. 870, según se informa en el Libro de las rutas y de los reinos de ibn Khordadbeh. (En morado, otras rutas comerciales de la época.)

San Adalberto de Praga suplica a Boleslao II, duque de Bohemia, la liberación de los esclavos cristianos por parte de sus amos, comerciantes judíos, Gniezno Puerta ca. 1170

La imagen, en el capítulo sobre la India en la Historia de las naciones de Hutchison, editado por James Meston, representa la masacre de monjes budistas de Bakhtiyar Khilji en Bihar, India. Khilji destruyó las universidades de Nalanda y Vikramshila durante sus incursiones en las llanuras del norte de la India, masacrando a muchos eruditos budistas y brahmanes.

Timur derrota al sultán de Delhi , Nasir-u Din Mehmud, en el invierno de 1397-1398.

Princesa y su sirvienta. India, c. 600.

Esclavo kunlun de la dinastía Tang.

Cautivos árabes ante el emperador bizantino Romano III.

Más adelante, don Aurelio le habló de los flujos del tráfico de esclavos en distintos periodos y áreas del planeta: Carlomagno, le dijo, vendió cautivos eslavos a los musulmanes del norte de África; los mongoles, esclavos rusos a los mercaderes de Venecia y Génova; las invasiones islámicas de la India llenaron de esclavos el Medio Oriente; y los chinos de la dinastía Tang compraron esclavos occidentales a los judíos radanitas, además de adquirir esclavos turcos, persas y africanos y esclavizar a los habitantes de su entorno.

—La expansión musulmana en la Edad Media —continuó don Aurelio— llevó esclavos negros desde el África occidental a la España musulmana y cristiana.

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La cena de Emaús, también conocido como La mulata y Escena de cocina, es un cuadro atribuido a Velázquez que lo habría pintado en su primera etapa sevillana, antes de 1623. 

Domingo Martínez, Carro del Aire (detalle Danza de negros y negras), c. 1747, Museo de Bellas Artes, Sevilla.

Bartolomé Esteban Murillo, Tres muchachos, ca. 1670. Dulwich Picture Gallery, Londres.

Viernes santo en Sevilla, década de 1860. Pintura de Manuel Cabral Bejarano.

Hermandad de los negritos

—¿Recuerdas cuando estuvimos en Semana Santa en Sevilla? —preguntó su padre—. Allí vimos la procesión de la hermandad de los Negritos.

—Sí, pero no había ningún negrito —su voz indicaba cierto desaliento—. Me fijé en sus pies y todos eran blancos.

—Eso es indudable, la mayoría se fue de España en cuanto consiguieron su libertad, aprovechaban los propios barcos negreros y emigraban al nuevo mundo. 

Años más tarde, estando en La Habana, conocería la influencia de estos negros libres de Sevilla en Cuba. 

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Un esclavo negro encadenado y de rodillas. Figura de hierro. 1790.

Pintura de la llegada de los primeros africanos a Estados Unidos (1619), por Sydney E. King (1956). En realidad, los africanos procedían de la nave San Juan Bautista, que tenía previsto su desembarco en Vera Cruz, pero cerca del golfo de México fueron atacados por dos barcos corsarios, el White Lion y el Treasurer, que se hicieron con el botín y partieron hacia Virginia. 

Los traficantes, negros o árabes, se internaban en África en busca de esclavos.


Caravana árabe de comercio de esclavos que transporta africanos a través del Sahara. Grabado del siglo XIX, probablemente de una ilustración de John Frederick Lewis ( d . 1876)

Ilustración de un barco utilizado para transportar esclavos a Europa y América

Litografía de la serie antiesclavista de Johann Moritz Rugendas (1827-1835)

Tablero esculpido en bajorrelieve encontrado en el Edificio 1 del Grupo IV de la ciudad maya de Palenque. Realizado sobre piedra caliza, en la actualidad se exhibe en el Museo de Sitio de Palenque Alberto Ruz Lhuillier.

La escena central representa a K'inich Ahkal Mo'Nahb' III -14º gobernante de Palenque- recibiendo un tocado real por parte de su padre (figura de la izquierda) y las insignias de guerra de su madre (derecha). La escena debió haberse realizado para establecer la legitimidad de descendencia del gobernante, ya que sus padres habían fallecido cuando el gobernante tomó el poder. Los personajes aparecen sentados, el gobernante sobre dos prisioneros, los padres sobre personajes sobrenaturales.

Detalle del cuarto II del templo de los frescos de Palenque, donde se representa la victoria de Bonampak (2 de agosto de 792) y la presentación de los prisioneros. Chan Muwan II, con pieles de jaguar, observa a los cautivos semidesnudos, a los que han arrancado las uñas.


En agosto de 2015 se descubrió el gran tzompantli (muro de cráneos) de Tenochtitlan, Ciudad de México. Este hallazgo confirma lo que se conocía por los dibujos de los códices. Los cráneos procedían de los sacrificios rituales a los dioses y las víctimas eran esclavos o guerreros cautivos.

Se trataba de una señal de advertencia a los enemigos.

Tzompantli asociado al Templo Mayor, dibujado en el códice Tovar (1587)

Sacrificios humanos en el templo piramidal mostrados en el códice Magliabechiano (siglo XVI).

Funeral con sacrificio de un esclavo, códice Magliabechiano (siglo XVI).

Al principio, los países europeos tuvieron dudas en participar en la trata atlántica, siguió instruyéndole don Aurelio, sin embargo, el peso de la antigüedad gravitaba sobre sus ambiciones: si Grecia y Roma explotaron sus imperios gracias a los esclavos, ¿por qué iban a renunciar a ellos para extraer las riquezas que ofrecía el nuevo mundo? Con la población indígena diezmada y sabiendo que los africanos resistían mejor las enfermedades y que su capacidad de trabajo, según informes de aquel tiempo, equivalía a la de cuatro indios, se autorizó el traslado de esclavos negros a América a principios del siglo XVI. Terminó su disertación aludiendo a los pueblos precolombinos: aztecas y mayas esclavizaban a sus prisioneros de guerra y a sus propios súbditos si eran deudores. Algunos fueron víctimas de sacrificios rituales, otros construyeron sus templos.

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El emperador Carlos V capturó Túnez en 1535, liberando a 20.000 esclavos cristianos. Anónimo.

La flota de Barbarroja en el puerto francés de Toulon, 1543, mediados del siglo XVI. Artista: Nasuh, Matrakci (1480-c. 1564).

Españoles enfrentados con piratas de Berbería, primera mitad del siglo XVII en esta obra de Andries van Eertvelt (1590-1652).

Jan Goeree (1670-1731) y Casper Luyken (1672-1708) - Museo Histórico de Ámsterdam
Huecograbado holandés. "Desembarco y maltrato de esclavos cristianos en Argel". 

Grabado titulado "El Bastinado", que se refiere a un método de castigo corporal que consiste en golpear la parte inferior de los pies de una persona, 1852

Giovanni Maria Morandi, El rescate de los esclavos cristianos en manos turcas , siglo XVII
Sacerdotes dominicos pidiendo la liberación de los esclavos cristianos en Argelia tomados por piratas (ilustración del siglo XVII). El subtítulo dice: "Padres de la Redención", de Histoire de Barbarie 1637.

Mercado de esclavos en Argel, grabado de Luyken, circa 1650.

Mapa de Argel, ciudad amurallada, de 1700. Uno de los hogares de los corsarios de la Berbería.


Bombardeo de Argel por Lord Exmouth en 1816, de Thomas Luny. Tras el Congreso de Viena, estados vulnerables a los corsarios se quejaron a Gran Bretaña de que le importaba más abolir la trata de africanos que la esclavitud de europeos en la Berbería. En respuesta, los británicos enviaron a Lord Exmouth para negociar con Trípoli, Túnez y Argel. Mientras lo hacía, varios pescadores sardos fueron maltratados, lo que provocó su intervención.

Los rescatados no representaban sino una mínima parte de los cautivos; el resto quedaba abandonado a su suerte. Aun cuando en su totalidad no llegó de lejos a las cifras de los esclavos negros que transportaron los europeos a América, siguió ilustrándole don Aurelio, en los siglos XVI y XVII fue superior el número de esclavos blancos conducidos a los puertos de Salé, Túnez, Argel y Trípoli. En ese tiempo, los cristianos de las costas italianas, portuguesas, francesas y españolas padecieron continuas razias de los piratas berberiscos, que abordaban barcos y secuestraban pueblos enteros.

—De ahí viene la frase «hay moros en la costa», que era lo que gritaban los centinelas de las torres de vigía si atisbaban sus velas —remató el padre.


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