Operación Fangio

 

Juan Manuel Fangio en 1952

En esta foto, divulgada por agencias noticias de la época, Fangio da declaraciones después del secuestro. (Foto: Museo Fangio de Buenos Aires)

Carteles de los dos grandes premios de Cuba, de 1957 y 1958

Fangio en su Maserati 300 S con el que ganó la primera edición del gran premio de Cuba.

Fangio saludado por Batista, en presencia de uno de sus hijos y de Porfirio Rubirosa, quien pocos meses después sería nombrado embajador de la República Dominicana en Cuba (1958).

Fangio ya había expresado a sus mecánicos que algo no funcionaba bien con el automóvil y la pista. Finalmente hubo un accidente del que él, por secuestrado, no fue víctima. (Foto: Museo Fangio de Buenos Aires)

Este es el automóvil en el que esperaba correr Fangio. (Foto: Museo Fangio de Buenos Aires)

Puerta del hotel Lincoln de La Habana.

Una de las tres casas en las que estuvo secuestrado Fangio.

Única foto de Fangio durante el secuestro.
Armando García Cifuentes, piloto cubano de origen asturiano que perdió el control de su coche y atropelló a un centenar de espectadores.
Momento del atropello multitudinario.

En 1981 volvió a Cuba y se entrevistó con Arnol Rodríguez, jefe del comando que le secuestró y ministro de exteriores de Cuba en los años 60.

En febrero de 1958, Juan Manuel Fangio viajó a La Habana para competir en el segundo Gran Premio de Automovilismo de Cuba, en un circuito urbano que incluía la avenida del Malecón. Fangio, a sus 46 años, era una estrella de fórmula 1, con cinco títulos mundiales, cuatro de ellos consecutivos. Un año antes había ganado la primera edición con un Maserati 300 S y en los entrenamientos había marcado el mejor tiempo.

El día 23 de febrero, pocas horas antes de comenzar la carrera, Fangio se encontraba en el hall del Hotel Lincoln donde se hospedaba, cuando un joven se acercó con un revólver​ y le dijo: «Disculpe, Juan, pero me va a tener que acompañar». Le obligaron a subir a un automóvil y lo trasladaron a tres casas diferentes. Arnol Rodríguez y Faustino Pérez, miembros del Movimiento 26 de Julio, fueron sus secuestradores.

Pronto la noticia apareció en todos los periódicos del mundo. Para el gobierno de Batista, el gran premio pretendía dar la imagen de tener la situación del país controlada; para Fidel Castro era una oportunidad de demostrar lo contrario. 

Batista ordenó que la carrera continuara, mientras la policía buscaba a los secuestradores. Sin embargo, tuvo que suspenderse en la sexta vuelta, debido a un terrible accidente que causó seis muertos y 40 heridos entre los espectadores. Los secuestradores le permitieron escuchar la carrera por radio y le trajeron un televisor para que viera las noticias sobre el accidente después de la carrera. Más tarde, diría irónicamente: «yo podría haber estado en ese choque, así que mis secuestradores me salvaron la vida».​

Ante la posibilidad de que el régimen de Batista decidiera matar al piloto y culpar al movimiento encabezado por Castro, decidieron entregarlo al embajador argentino, casualmente Raúl Guevara Lynch, tío de Ernesto «Che» Guevara.​ El secuestro había durado más de 24 horas.

Fangio declaró a la prensa: «me han tratado de un modo excelente... Si lo hecho por los rebeldes fue por una buena causa, entonces, como argentino, yo lo acepto como tal». 

En 1981 regresó a La Habana como presidente honorario de Mercedes-Benz en Argentina, y se reunió con Arnol Rodríguez y con Fidel Castro.


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