Los ojos de Fragonard

 

(El beso robado, del pintor Jean-Honoré Fragonard, realizado en torno a 1790. Se encuentra en el Museo del Hermitage de San Petersburgo, Rusia)

—Ver tanta pintura te ha trastornado la chola.

—La variedad cromática de tu iris y sus mutaciones camaleónicas me recuerdan a las miniaturas que se hacían con guache sobre láminas de marfil.

—¿Y tú qué cuadro ves en concreto?

El beso robado de Fragonard.

(Además de Fernando Fernández de Córdoba, y el corneta Rufo Bañales, en la lectura del último parte había unas quince personas, entre ellos cinco traductores)

(Original del último parte de guerra, único que firmó Franco. Se leyó en el antiguo Colegio de los Sordomudos, en la calle Madrid de Burgos, sede en ese momento de Radio Nacional de España)

(Fernando Fernández de Córdoba, protagonista en 1940 de la película El famoso Carballeira) 

Aquello no le extrañaba tanto, acostumbrado a escuchar en cualquier emisora española los diarios de Radio Nacional, conocidos como «partes oficiales», en alusión a los partes de guerra que emitía el bando nacional; esos que declamaba con vehemencia impostada el actor Fernando Fernández de Córdoba tras el pertinente toque de cornetín.

(Ignacio de Loyola, 1620-1622, por Pedro Pablo Rubens, Museo Norton Simon de Pasadena. El pintor representó al santo con un libro en el que se lee el lema jesuita: Ad maiorem Dei gloriam)

—Te contestaré con una frase de nuestro «máximo líder»: «En una fortaleza sitiada, toda disidencia es traición».

Aunque Atamante estudió con los marianistas, reconoció la cita de Ignacio de Loyola y le sorprendió que un ateo utilizara la frase de un santo para justificar la persecución de los contrarrevolucionarios.

(Guillermo Cabrera Infante en su despacho de Lunes, semanario cultural del periódico Revolución)
(El número monográfico sobre Picasso de Lunes, con el que se despidió el semanario tuvo una tirada de 250.000 ejemplares)

—¿De qué los conoces?

—Trabajé con ellos de ayudante en el semanario cultural Lunes, del periódico Revolución, a la vez que estudiaba. Lo cerraron hace cuatro años —dijo con amargura—. Al principio se generó un ambiente favorable para la creación, y Lunes se convirtió, de la mano de Guillermo, en un referente cultural en todo el mundo.

(Edificio de la calle Línea, entre las calles D y E de La Habana)

Atamante y Eliana se vieron envueltos en una suerte de eretismo verbal, enlazando ideas, ocurrencias y conocimientos. Caminaban despacio, sin mirarse de frente. Al doblar la esquina con la calle Línea, Atamante señaló una casa señorial que había enfrente:

—Una de las construcciones más antiguas del barrio, al menos la planta baja. A principios de siglo se levantó la segunda y se reformó la fachada en estilo neobarroco. Fue la residencia de los Blanco Herrera, dueños de la primera fábrica de cerveza que se construyó en Cuba: La Tropical.



(Voz del propio Virgilio Piñeira recitando "En el duro", poema de 1962. Extracto del documental "Virgilio en la ciudad celeste... Con el Testimonio de Yonny Ibáñez, Guión y dirección de Eliezer Pérez Angueira).


(Virgilio Piñera,  Cárdenas 4 de agosto de 1912 - La Habana 18 de octubre de 1979, destacado escritor de poesía, cuento, novela y teatro)

—¡A esta revolución le sienta mal el colorete!

Esta vez Eliana sonrió levemente, sin separar los labios. Se refirió al caso de Virgilio Piñera, uno de los escritores sentados en la terraza de El Carmelo, que fue arrestado la Noche de las Tres Pes: Prostitutas, Proxenetas y Pederastas, que ampliaron al concepto de «pájaro». Aquella redada nocturna se encargó al Escuadrón de la Escoria.

 (Ernesto Guevara, Rosario, Argentina, 14 de junio de 1928​-La Higuera, Bolivia, 9 de octubre de 1967, conocido como «el Che Guevara» o «el Che». Fotografía de Alberto Korda tomada el 5 de marzo de 1960, mirando el cortejo fúnebre de los muertos en el atentado terrorista del barco La Coubre)

—Hace poco el Che dijo a las Juventudes Comunistas que había que «purificar lo mejor del hombre por medio del trabajo», parecido al lema escrito en la entrada del campo de trabajo que abrieron en Guanahacabibes.

—«Arbeit macht frei»[1] rezaba sobre los portalones de los campos de concentración nazis, aunque allí «liberaban» a la mayoría con ácido cianhídrico.

[1] ‘El trabajo te libera’.

(Fidel Castro en su visita a Estados Unidos en 1959)

—El año pasado, Fidel, en un discurso pronunciado en la escalinata de la Universidad, advirtió a los «hijos de burgueses» que andaban en actitudes «elvispreslianas» de que el socialismo no puede permitir esas «degeneraciones».

—Después de eso, a Elvis no se le ocurrirá venir a Tropicana.

No fue la única vez. Castro lo volvió a repetir en unas declaraciones a un periodista norteamericano: «Una desviación de esta naturaleza está en contradicción con lo que debe ser un militante comunista».

(Franco y su esposa, Carmen Polo, probablemente en 1960)

—Franco tardó quince años en penalizar la homosexualidad, al principio se preocupó más de perseguir a los «rojos» que a los «violetas». Ni a los curas ni a los padres de familia de buena posición se los persigue, por muy mari… bajito de sal que esté —se alegró de rectificar a tiempo.


(José María Lezama Lima, La Habana, 19 de diciembre de 1910 — ib., 9 de agosto de 1976, poeta, novelista, cuentista, ensayista y pensador estético)

—Aquí les están sugiriendo a algunas figuras destacadas que se casen. Lezama Lima lo ha hecho con su secretaria el año pasado, pero sus amigos aseguran que fue la última voluntad de su madre. Virgilio dice que, como no sea de novia, no se casa —se rieron.


(Miguel Frías de Molina, Málaga; 10 de abril de 1908 - Buenos Aires; 4 de marzo de 1993, conocido artísticamente como Miguel de Molina, cantante de copla)

Atamante, que había oído la historia a un maquillador del cine amigo del artista, le contó lo que le hicieron a Miguel de Molina: «Fue a principios de los años cuarenta. Al finalizar su actuación en un teatro de Madrid, tres tipos disfrazados con boinas caladas y gabardinas blancas le pidieron que los acompañara; le dijeron que el director general de seguridad quería verlo. En los Altos de la Castellana lo sacaron a empellones del coche y comenzaron a propinarle una somanta de palos; le cortaron su inconfundible flequillo con tirabuzones y terminaron forzándole a beber aceite de ricino a punta de pistola. ¡Les vomitó encima!». 

(El conde de Mayalde, José Finat y Escrivá de Romaní, en su despacho como embajador en Berlín, en 1941)

Atamante se quedó pensativo, sabía por su padre que el conde de Mayalde era quien ocupaba entonces el cargo que le pusieron de cebo y repasó todo lo que le había dicho de él: que había dirigido la represión en la posguerra, que fue embajador en Berlín, que selló la colaboración con la Gestapo, que creó el Archivo Judaico. Lo enlazó con algo de lo que él mismo había sido testigo: la concesión de las llaves de oro de Madrid a Bronston, un judío ruso. Lo que no sabía era que, años atrás, mientras el conde daba ánimos a los heridos de la División Azul, Bronston tenía a su hermana encarcelada por los nazis en París.

(La rendición de Breda o Las lanzas, óleo sobre lienzo, pintado entre 1634 y 1635 por Diego Velázquez. Se conserva en el Museo del Prado de Madrid desde 1819)

Atamante revivió su juego favorito de Balmoral, describiendo aquella ceremonia en la que Mayalde, con casaca y calzón pardos, ofrecía las llaves de «Breda-Madrid» en un amago de genuflexión al magnánimo Bronston, que se lo impedía con su armadura pavonada y bastón de mando.

(Guillermo Cabrera Infante en la época que ganó el Premio Biblioteca Breve de 1964 con Amanecer en el trópico, que a causa de la censura española y de los acontecimientos que vivió en La Habana el verano de 1965, el autor reescribió la novela y acabó transformada en Tres tristes tigres, 1967)

—Guillermo ha ganado el año pasado el premio Biblioteca Breve con su novela Vista de amanecer en el trópicoLe han dicho que está próximo a publicarse. A vuestros censores el libro les habrá parecido procaz, irreverente y lleno de chusmerías.[1]


[1] Expresión o comportamiento grosero.


(Mario Vargas Llosa, aproximadamente cuando ganó el Premio Biblioteca Breve en 1962, con La ciudad y los perros)

—Hace dos años se lo concedieron a un joven escritor peruano, Vargas Llosa. El editor, Barral, llama a los censores «cetáceos» desde que le obligaron a utilizar este nombre como sinónimo de «ballena» en el libro de Vargas Llosa.


(Moby Dick, película de 1956, dirigida por John Huston y protagonizada por Gregory Peck, Richard Basehart, Leo Genn, James Robertson Justice y Orson Welles en los papeles principales.​ El guion, basado en la novela Moby-Dick, de Herman Melville, fue escrito por Ray Bradbury y John Huston. Los exteriores fueron rodados en aguas de la islas de Gran Canaria y Madeira, donde se filmaron escenas reales de caza de ballenas)

—Habrían abjurado de aceptar en pantalla esa gran blasfemia que es Moby Dick.

Eliana le habló de lo que había dicho John Huston en una entrevista: «Ahab odia a Dios, a quien considera el destructor del hombre; la ballena es su máscara pérfida, a la que está obligado a matar».

(Palacete de la esquina de la calle G y Línea en el Vedado. Hoy Museo Nacional de la Danza) 

Al cruzar la avenida de los Presidentes, Atamante reparó en el palacete que hacía esquina. Su ecléctica fachada y, en particular, su torre principal le recordaron a la casa de su infancia...


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