La quinta de san José I

 



(Lydia Cabrera en los años 20)
(Zambra gitana en el Sacromonte granadino, principios del siglo XX)

(La honorable Iyalocha conga Mariate, una de las informantes de Lydia Cabrera)

(Teresa de la Parra convaleciente, 1936)
(Última foto conocida de Federico García Lorca, con Manuela Arniches en la terraza del Café Chiki-Kutz, paseo de Recoletos 29, Madrid, julio de 1936)

Eliana admiraba profundamente a la escritora Lydia Cabrera. Pensaba que había rescatado la mitología afrocubana de las sombras y de la marginalidad, como Lorca había elevado al gitano andaluz a la categoría de mito. Sus Cuentos negros de Cuba se editaron en París con un éxito rotundo el mismo año que murió su compañera de entonces, la escritora venezolana Teresa de la Parra, y su amigo Federico. Sabía que esos cuentos habían nacido «para entretener a Teresa» mientras convalecía de su tuberculosis, y que sin la insistencia y el ánimo de esta tal vez no los hubiera publicado nunca. 

(Alejo Carpentier, cerca de 1942, ya en Cuba)

(Primera edición de Cuentos negro en Cuba, 1936, ed. Gallimard)

(Manuel Altolaguirre en Cuba, donde estuvo de 1939 a 1943. Una de las primeras cosas que hizo en Cuba, gracias a la ayuda económica de María Luisa Gómez Mena, fue comprar una imprenta, a la que bautizó como La Verónica)


(Primera edición en castellano, 1940, ed. La Verónica, de Manuel Altolaguirre)

Carpentier los leyó en la versión francesa y elogió aquella «obra única», de «acento nuevo» y «deslumbradora originalidad». La publicación en Cuba tardaría cuatro años, y lo hizo en la imprenta del escritor exiliado Manuel Altolaguirre. 

(Con la pintora Amelia Peláez, a bordo del Majestic Mónaco, rumbo a Francia, 1927)
(Lydia Cabrera y Teresa de la Parra en Paris, a finales de los años 20)
(Con María Teresa Rojas, Titina, en la quinta de san José, años 40)
¿Era necesario que fuera explícita?, ¿acaso no se había trasladado con la pintora Amelia Peláez a París bajo el pretexto de ampliar su formación artística?, ¿no fue suficiente prueba de amor acompañar a Teresa de sanatorio en sanatorio los últimos años de su existencia?, ¿no llevaba viviendo junto a Titina Rojas veinticinco años, veinte de ellos en la quinta de san José?








(Las hermanas, 1943)
(Peces, 1943, MOMA NYC)
(Jarrón con flores, 1945)
(Naturaleza muerta, 1949. Gouache y tinta sobre papel)
(Mural del hotel Habana Libre, Las frutas cubanas, 1957-1958)
(Gudinga, 1931)
(La costurera, 1936)

Amelia Peláez (Yaguajay, 1896 - La Habana, 1968), artista cubana de origen asturiano. Estudió en la Escuela Nacional de San Alejandro, donde recibió la influencia del impresionismo académicodel maestro Leopoldo Romañach Guillén, con quien también estudiaba Lydia Cabrera.​ Realizó su primera exposición en 1924 y ese mismo año ganó una estancia de seis meses en el Art Student League de Nueva York. Tres años después, se marchó junto a Lydia a París, donde residió hasta 1934. Allí estudió en la Ecôle Nationale Supérieure de Beaux Arts, la Grande Chaumière y la Ecôle du Louvre; y, entre 1931 y 1934 tomó clases con la constructivista rusa Alexandra Exter, evolucionando hacia el arte moderno. Expuso en la Galería Zak de París en 1933 y dos años más tarde, a su regreso a La Habana, en el Lyceum. Amelia se dedicó a pintar casi exclusivamente dos tipos de motivos después de 1934: naturalezas muertas y mujeres solas o en pareja. Sus obras se encuentran en los museos más importantes del mundo, como el MOMA de Nueva York. Trabajó igualmente obras cerámicas y en vidrio, y es autora de varios murales, entre los que destaca el del exterior del Hotel Habana Libre, "Las frutas cubanas", realizado entre 1957 y 1958. Representó a Cuba en la Bienal de Venecia y de São Paulo.


(Teresa de la Parra en los años 20)

(Teresa de la Parra en el barco francés que la llevó, junto a otros colegas, al Congreso de Prensa Latina, celebrado en La Habana en 1927)
(El presidente Gerardo Machado se fotografía con algunas periodistas asistentes al congreso, 1927)




Teresa de la Parra, París 1889-Madrid 1936, escritora venezolana. Considerada una de las escritoras más destacadas de su época, junto a Gabriela Mistral, la otra gran amiga de Teresa con quien mantuvo un abundante intercambio epistolar. A pesar de que la gran parte de su vida transcurrió en el extranjero, supo expresar en su obra literaria el ambiente íntimo y familiar de la Venezuela de entonces. En su obra destacan dos novelas que la inmortalizaron: Ifigenia y Memorias de Mamá Blanca. Ifigenia planteó por primera vez en su país el drama de la mujer frente a una sociedad que no le permitía tener voz propia y cuya única opción de vida era el matrimonio. En 1927, fue invitada a Cuba para hablar en el Congreso de Prensa Latina sobre "La influencia oculta de las mujeres en la Independencia y en la vida de Bolívar". Allí se encontró con Lydia Cabrera por primera vez, “favor de no olvidarme”, le escribió Lydia en su tarjeta. Se volvieron a ver en París ese mismo año y ya no se separaron hasta la muerte de Teresa, salvo en determinadas ocasiones en los que la esperanza de curarse su enfermedad la retuvo en Suiza.






—¿A qué región de este mundo o del más allá te ha trasladado esta luz crepuscular? —preguntó Atamante sin reprimir su interés por conocer sus pensamientos.

—A la quinta de San José —tardó en contestar ella.

—¿Otra quinta colonial?

—Era mucho más que eso —dijo, todavía ensimismada—. Era la casa de Lydia Cabrera y de Titina Rojas, su dueña.










Decidieron sentarse en uno de los bares del interior. De camino, Eliana le contó que Titina y Lydia habían convertido su residencia, una casa señorial del siglo XVIII, en museo y ateneo. La definió con una frase de María Zambrano, una de sus ilustres visitantes: «Incorporaba el refinamiento del XIX y el confort del XX».


(Fotografía tomada por Jesse Fernández, 'José Lezama Lima', La Habana, 1956).
(Lam en su taller en La Habana, Cuba, 1943, detrás La Jungla)
(Lydia Cabrea y Wifredo Lam en Trinidad, Las Villas, 1948)

(Pierre Loeb en su galería parisina, 1947)

Lydia con su cuñado, el eminente etnólogo Fernando Ortiz, y un informante, finales de los años 50.

—A la quinta de San José se acercaban intelectuales como el poeta Lezama Lima, el pintor Wifredo Lam o el marchante de arte Pierre Loeb —continuó Eliana vehemente—, y también babalaos,  ñáñigos e informantes de otros orígenes étnicos. Era un lugar de peregrinación e inspiración.


(María Zambrano, a finales de los años 20)
(María Zambrano con otros estudiantes, junto a Ortega y Gasset)
María Zambrano, Alfonso Rodríguez Aldave, que luego se convertiría en su marido, y Luis Cernuda (a su izquierda), en Alcolea de Tajo, Toledo, el 11 de abril de 1935, en una de las "misiones pedagógicas".
María Zambrano, finales años 30 o principios de los 40






(María Zambrano en 1984, año que volvió a España)

María Zambrano Alarcón (Vélez-Málaga, 1904 – Madrid, 1991),​ intelectual, filósofa y ensayista española.​ A pesar de su frágil constitución desde su nacimiento, dejó una extensa obra, marcada por su compromiso cívico y su pensamiento poético. En 1936, tras contraer matrimonio con el historiador Alfonso Rodríguez Aldave, recién nombrado secretario de la Embajada de España en Chile, hicieron escala en La Habana, donde María pronunció una conferencia sobre Ortega y Gasset y conoció al que será su mejor amigo, José Lezama Lima. Poco antes de terminar la guerra inició un largo y complejo exilio que le llevó a residir en Cuba, México, Francia, Italia y Suiza. Entre 1940 y 1945 trabajó con intensidad en seminarios y ciclos de conferencias o dictando lecciones y cursos en diversas instituciones cubanas y puertorriqueñas. En 1948, ya separada de su marido, María y su hermana Araceli se trasladaron a La Habana, aunque no tardaron  en volver a Europa, debido a sus problemas económicos. Las dos hermanas regresarían una última vez a La Habana en 1953, pero la situación política cubana, su atormentada relación amorosa con el doctor Pittaluga desde hacía diez años, cuando ambos estaban casados, más llena de complicidad intelectual que de carnalidad, y sus propios fantasmas hicieron que saliera pocos meses después hacia Europa.
En España no fue reconocida hasta los años 80 del siglo XX, en 1981 recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, en su primera edición. En 1984, tras una recaída en su delicada, la ya octogenaria pero lúcida pensadora regresó a España, instalándose en Madrid. En esta última etapa su actividad intelectual fue, sin embargo, incansable. Finalmente, en 1988 se le concedió el Premio Cervantes, siendo la primera mujer en recibirlo. Murió en Madrid en 1991. Fue enterrada en el cementerio de su ciudad natal, entre un naranjo y un limonero.
Gustavo Pittaluga, años 40
En 1909 encabezó la comisión que estudió las enfermedades endémicas de Fernando Poo, y las otras colonias de la pronto llamada Guinea Española. El centro de su interés fue la enfermedad del sueño, y el Trypanosoma que la produce.
En el Cigarral de Marañón, con Lorca entre otros, años 30.
Foto oficial de su ingreso en la Academia Española de Medicina en 1915
Participantes de la Universidad del Aire, entre ellos Pittaluga, años 50 (También María Zambrano fue conferenciante en los años 40)
Con miembros fundadores del grupo Orígenes, con María Zambrano, años 40
Comisión para la malaria de la Liga de las Naciones, 1924.
Realizando una autopsia en presencia de Marañón, años 30

Gustavo Pittaluga (Florencia, 1876-La Habana, 1956), médico y científico italiano, nacionalizado español en 1904, reconocido por sus aportaciones al desarrollo de la hematología y la parasitología, así como por su papel en la lucha nacional e internacional contra la malaria.
Desde 1911 fue catedrático de Parasitología y Patología Tropical de la Universidad de Madrid. En 1919 estudió en Francia, con Gregorio Marañón y Ruiz Falcó, la epidemia de la gripe que se llamó «española».
Desde 1920 se hizo cargo de la organización de la lucha contra el paludismo en España, así como representante de España, y también dirigente, de los organismos internacionales relacionados que actuaban, también en España, con financiación de la Fundación Rockefeller a través del duque de Alba.
Con convicciones políticas claras, como otros científicos notables de la época, se presentó a las elecciones de 1923, resultando elegido diputado por Alcira y en 1931 diputado de las Cortes Constituyentes por Badajoz, adscrito a la Derecha Liberal Republicana.
En junio de 1935 fue nombrado director del Instituto Nacional de Sanidad,​ cargo del que fue separado —con carácter definitivo y pérdida de todos sus derechos— en diciembre de 1936, a propuesta de la entonces ministra de Sanidad Federica Montseny.
Al acabar la Guerra Civil tuvo que exiliarse, primero en París, después en Biarritz y, finalmente, en Cuba, donde mantuvo una intensa actividad hasta el mismo día de su muerte. Fue invitado a regresar a España por Franco a través de Gregorio Marañón, tras el regreso de su amigo José Ortega y Gasset.

José Lezama Lima en 1915, en la fortaleza de la Cabaña, donde estaba destinado su padre.
José Lezama Rodda, padre del poeta
Foto en el patio de su casa, 1929.

Con Salvador Gaztelu en la bahía de la Habana, 1931

Con Emilio Rodríguez Correa y Arturo Galleti, a mediados de los años 30.

Las lavanderas, Arístides Fernández, 1934
Arístides Fernández, retratado por su amigo Jorge Arche, 1933

Autorretrato de Jorge Arche, 1935 

José Lezama Lima, retratado por Jorge Arche, 1938


José Lezama Lima (La Habana, 1910 — ib., 1976), poeta, novelista, cuentista, ensayista y pensador estético cubano. Considerado uno de los autores más destacados de la literatura hispanoamericana.

La profesión de su padre, militar e ingeniero, hizo que naciera en el campamento militar de Columbia, pasara su temprana infancia en la Fortaleza de La Cabaña, y más tarde en Florida, donde el coronel Lezama se encontraba con las tropas aliadas de la Primera Guerra Mundial. Su muerte por una gripe,​ cuando su hijo tenía ocho años, marcó el carácter y la vocación del escritor: "Tenía mi padre al morir treinta y tres años. Él estaba en el centro de mi vida y su muerte me dio el sentido de lo que yo más tarde llamaría el latido de la ausencia." 

En 1929 inició los estudios de Derecho en la Universidad de La Habana, participando en los movimientos estudiantiles contra la dictadura de Gerardo Machado al año siguiente. El Dictador cerró la universidad y no volvió a abrirse hasta que fue derrocado tres años más tarde. Fueron años en los que leyó mucho y definió su estilo de escritor. 

En 1935 publicó su primer trabajo, el ensayo Tiempo negado, en la revista Grafos, una de las publicaciones con mayor autoridad artística de la isla en los años treinta. El ensayo versaba sobre un artista casi desconocido; se trataba de su amigo Arístides Fernández. El pintor había muerto en agosto de 1934 a los treinta años sin haber expuesto obra alguna. Jorge Arche, también pintor y amigo íntimo de Aristides, organizó una exposición póstuma en la sala Lyceum varios meses después.

El poeta había conocido a ambos artistas en 1933 y los tres frecuentaban las tertulias que organizaba Emilio Rodríguez Correa, un magistrado coleccionista de arte. La relación de Lezama con Arche continuó y en 1938, el pintor realizó el retrato más famoso que se conoce del autor.

En 1936 publicó su primer poema titulado Poesía en la misma revista, al tiempo que retomaba sus estudios universitarios.
 









La primera vez que Lezama tuvo contacto con un gran poeta fue en la primavera de 1930, cuando asistió a varios recitales y conferencias de Federico García Lorca en La Habana. Tenía diecinueve años.
La estancia de Lorca en Cuba duró tres meses, dos meses más de lo previsto, e hizo época en los periódicos locales, que no dudaron en calificarlo como «el más eminente poeta español del momento». Aunque eran tiempos turbulentos contra la tiranía de Machado, la vida cultural habanera seguía siendo muy animada y el público cubano acudía a conciertos, espectáculos y lecturas públicas de artistas e intelectuales de todo el mundo.
Invitado por la Institución Hispano-Cubana de Cultura, el poeta español desembarcó en La Habana el 7 de marzo. Se alojó primero en el hotel La Unión, pero luego fue acogido por el matrimonio español Antonio Quevedo y María Muñoz, musicólogos asentados en la isla desde 1919, a quienes Manuel de Falla había encomendado cuidar de su amigo.
En La Habana, Lorca planeaba impartir tres conferencias, que acabaron siendo cinco por el éxito del público. La gente hacía cola para las entradas, que se agotaban nada más ponerse a la venta. La última, «La arquitectura del cante jondo», se celebró el 6 de abril. A lo escrito en 1922, Lorca añadió esbozos de su teoría del duende.
El poeta asistió también a innumerables tertulias. En una de ellas, en mayo, conoce a Lezama, que lo contó así: «Conocí a García Lorca», cuenta Lezama, «en el bufete de Emilio Roig, donde se celebraba una exposición que una institución cultural cubana se había negado a ofrecer por estimar que abundaba en excesos sensuales. Recuerdo que estaban allí Porfirio Barba Jacob y Luis Cardoza y Aragón. Hablaban entre ellos con mucha animación y yo con otros alumnos universitarios, que éramos un tanto adolescentes asombrados, permanecimos retraídos». 
Tres décadas después, en 1961, Lezama escribió un prólogo a las Conferencias y charlas, publicadas como parte de las celebraciones por el 25 aniversario de su muerte, en el que deshizo el tradicional maniqueísmo sobre los dos grandes poetas que él conoció de joven: Lorca y Juan Ramón Jiménez.



El año 1937 publicó su primer poema de repercusión, Muerte de Narciso, y conoció a Juan Ramón Jiménez, con quien mantuvo una gran amistad. 



Arriba, entrevistado por el joven político Eduardo Chibás, 1937. Presidiendo el festival de Poesía Cubana, junto a Camila Henríquez y José María Chacón, 1937. Con Ramón Menéndez Pidal en el Malecón, 1937.

Copia del poema titulado “Décima que es felicitación a Juan Ramón sorprendido a fin de año, buscando palma y estrella”, cuyo original se guarda en la Sala Zenobia y jrj de la universidad de Puerto Rico.

Mi querido Juan Ramón,
tú, solo, pulcro y buscando
la estrella nueva cantando.
La Palma, en nuevo rincón,
vuelve, es cola y corazón,
a una cierta Primavera
de plata que reverbera
en su centro tan oscuro.
En el puro, ya, en el puro
símbolo, plata rielera.

J. Lezama Lima

Anotación de JRJ:
37-38
La Hab[ana].


El año 1937 Lezama conoció a Juan Ramón Jiménez. Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí llegaron a Cuba en noviembre de 1936, apenas iniciado su exilio, y la abandonaron en enero de 1939, participando activamente en la vida cultural de La Habana. El poeta español quedó impresionado por un hombre joven que "tenía la cordura y el equilibrio de un hombre experimentado y era conocedor profundo de lo cubano esencial!". 
Ese mismo año Lezama comenzó a publicar la revista Verbum, gracias al decano de Derecho que la financiaba. En realidad era una revista literaria en la que a veces aparecían trabajos de derecho romano para justificar su edición. Al tercer número el decano se dio cuenta de que aquello era una farsa y cerró la revista. Jiménez apareció en los dos primeros números: en el primero figura su Brazo español, un comentario sobre pintores españoles contemporáneos; en el segundo, Límite del progreso, una crítica a la idea de progreso encarnada por la ciudad de Nueva York, "Babel de la melancolía progresista, no es ya sino una sola desmedida máquina que su hombre ve desde dentro".
Un año más tarde Lezama publicó su obra Coloquio con Juan Ramón Jiménez, en realidad un ensayo sobre su propio pensamiento poético -el poeta español era consciente de ello-, un texto con el que arranca su obra crítica en paralelo al inicio de su obra poética con Muerte de Narciso, aparecido en el número 2 de Verbum.
Después de que Jiménez saliera de Cuba, Lezama intercambió correspondencia con él y le enviaría sus libros y nuevas revistas. La amistad entre ambos duraría hasta la muerte del maestro español.



Lezama Lima y José Rodríguez Feo, directores de Orígenes.

Gastón Baquero


Virgilio Piñera 

Padre Ángel Gaztelu, sacerdote y poeta de origen español


Padre Gaztelu, Fina García Marruz, Cintio Vitier, Bella García Marruz, Fernandez Retamar y Eliseo Diego.

Entre otros, Cintio Vitier, Fina García Marruz, Eliseo Diego y Bella García Marruz.
Entre otros miembros de Orígenes, de izquierda a derecha: Fina y Bella García-Marruz, Eliseo Diego entre ellas, Cintio Vitier, el padre Ángel Gaztelu, Lorenzo García Vega, José Lezama Lima y Octavio Smith, en Bauta, cerca de La Habana, celebrando el Premio Nacional de Literatura 1952 otorgado a Lorenzo García Vega por su novela "Espirales del cuje".

Entre 1937 y 1943 Lezama Lima fundó tres revistas, Verbum (1937), Espuela de Plata (1939-1941) y Nadie parecía (1942-1944), y publicó el poemario Enemigo rumor. Por esta época conoció a los poetas Gastón Baquero, Eliseo Diego y Cintio Vitier, que más tarde integraron el Grupo Orígenes.
Dirigida por Lezama y José Rodríguez Feo, Orígenes fue una de las publicaciones culturales más importantes de Cuba en aquella época,​ llegó a publicar cuarenta números entre 1944 y 1956, en los que publicaron los artistas e intelectuales más destacados de la época, entre ellos, además de los ya mencionados: Fina García Marruz, Virgilio Piñera, Octavio Smith, Mariano Rodríguez y René Portocarrero. Entre los colaboradores extranjeros se encontraban Juan Ramón Jiménez, Paul Valéry, Vicente Aleixandre, Albert Camus, Luis Cernuda, Paul Claudel, Paul Éluard, Gabriela Mistral y Octavio Paz.
Tras una agria disputa entre Lezama y Rodríguez Feo, fruto de sus disparidades de criterios y de una erosionada relación, la revista desapareció. 



Julio Cortázar y José Lezama fotografiados por Chinolope, 1968

Julio Cortázar y José Lezama con el fotógrafo Chinolope, 1968


Reunión del jurado del premio Casa de las Américas 1963. En la foto (de izq. a der.): Emilio Carballido, Aurora Bernárdez, Julio Cortázar, Emmanuel Carballo, Calvert Casey, Claude Couffon, Alejo Carpentier, Haydee Santamaría. 

Reunión del jurado de poesía Casa de las Américas de 1965, integrado por Allen Ginsberg, José Lezama Lima, J. M. Cohen, Nicanor Parra y Jaime Sabines.

En la fotografía aparecen José Lezama Lima, Camilo José Cela, Mario Vargas Llosa, Jaime Sabines y Edmundo Aray. Cela y Vargas Llosa fueron miembros del jurado del premio de novela de 1965, que ese año se declaró desierto.

En 1961 Lezama actuó como jurado del premio Casa de las Américas, en la categoría de poesía, volviendo a participar en otras dos ediciones, 1965 y 1967. En el marco de este premio conoció a Julio Cortázar en 1963, invitado como jurado en la categoría de novela, aunque ya se escribía con él desde 1957, a raíz de haberle enviado un ejemplar de Orígenes. Cortázar se convirtió en un gran difusor y defensor de la obra de Lezama gracias a su ensayo «Para llegar a Lezama Lima», incluido en La vuelta al día en ochenta mundos, publicado en 1967. A su vez, Lezama escribió el prólogo a la edición cubana de Rayuela, «Cortázar y el comienzo de la otra novela».



En 1964 sufrió un duro golpe con la muerte de su madre, con quien tenía un fuerte vínculo afectivo, al punto de decir «Yo empecé a envejecer el día que murió mi madre». El 5 de diciembre del mismo año contrajo matrimonio con su secretaría, Maria Luisa Bautista. Hay quien asegura que se lo prometió a su madre.




Octavio Paz
Julio Cortázar y José Lezama en 1967






En 1966 Lezama publicó su primera y única novela aparecida en vida, Paradiso, una de las obras más importantes en lengua castellana.​ Se trata de un texto complejo, no solo por su barroquismo, sino por su carácter heterogéneo, que combina elementos narrativos, poéticos y de ensayo. Tardó diecisiete años en terminarla.
De ella dijo Octavio Paz: "Leo Paradiso poco a poco, con creciente asombro y deslumbramiento. Un edificio verbal de riqueza increíble; mejor dicho, no un edificio sino un mundo de arquitecturas en continua metamorfosis... el mundo lento del vértigo que gira en torno a ese punto intocable que está ante la creación y la destrucción del lenguaje, ese punto que es el corazón, el núcleo del idioma".
Cortázar, por su parte, apuntó: "Una obra así no se lee; se la consulta, se avanza por ella línea a línea, jugo a jugo, en una participación intelectual y sensible tan tensa y vehemente como la que desde esas líneas y esos jugos nos busca y nos revela".
Estos comentarios contrastaron con la dura crítica oficial, que la calificó de «obra hermética, morbosa, indescifrable y pornográfica», especialmente por sus pasajes homoeróticos. Durante esta polémica (que incluyó la retirada de la novela de las librerías) fue fundamental el apoyo de Cortázar que, al publicar su ensayo «Para llegar a Lezama Lima» en la revista Casa de las Américas, logró contrarrestar los ataques de los sectores ortodoxos del gobierno. Finalmente, la novela volvió a ser publicada en 1968.
En 1968 la editorial mexicana Era publicó una edición revisada y corregida, ilustrada por René Portocarrero y al cuidado de Cortázar y Monsiváis, enmendando las erratas de la descuidada edición cubana.

Lezama con Heberto Padilla y otros escritores jóvenes cubanos.


Belkis Cuza con Heberto Padilla en su casa del Vedado, en La Habana, unos días antes del arresto.
Pedro Yanes, Heberto Padilla y Reinaldo Arenas, en la librería 'Las Américas', en New York

El caso Padilla en 1971 marcó el comienzo del llamado Quinquenio gris (1971-1976),​ un período en el que el intento de imponer el realismo socialista desde los organismos culturales oficiales provocó una ola de persecución y censura a escritores y artistas considerados "contrarrevolucionarios", como Virgilio Piñera, Reinaldo Arenas y el propio Lezama, quien desde entonces sufrió un ostracismo público, con la prohibición de la edición de sus obras o la mención de su nombre en los medios.
Cuando en 1972 le otorgaron el Premio Maldoror de Poesía en Madrid y el premio a la mejor obra hispanoamericana traducida al italiano por Paradiso, Lezama no pudo ir a recoger ninguno de los dos galardones. Con frecuencia, sus quejas apuntaban a la negativa del gobierno a autorizar su salida del país: "Me parece que vivo esas existencias maravillosas, mientras permanezco, aunque con disgusto, inmovilizado, pues en el año pasado y en éste he recibido como seis invitaciones para viajar a España, a México, a Italia, a Colombia, y siempre con el mismo resultado. Me tengo que quedar en mi casita hasta que Dios quiera." Un año después de su muerte ocurrida en 1976, apareció su novela póstuma e inacabada, Oppiano Licario, secuela de Paradiso; y en 1978 Fragmentos a su imán, su último poemario.



Wifredo Lam

Sagua la Grande. Vista tomada desde el desembarcadero (1841). (Grabado de Federico Mialhe)
Sagua la Grande, calle Martí, principios siglo XX
Retrato del niño Wifredo Lam
Autorretrato de W. Lam, 1923
«Sol (Chino sentado con abanico en la mano)», W. Lam,1925.

Autorretrato de W. Lam, 1926

Retrato de mujer, 1927

W. Lam y Eva Piriz delante del museo del Prado, 1927

Mère et enfant, W. Lam, 1939

Mother and child, W. Lam, 1957, Art Institute of Chicago

Wifredo Lam (Sagua La Grande, Villa Clara, Cuba, 1902 - París, 1982). Pintor, ilustrador, dibujante y escultor cubano, de ascendencia mestiza: su padre, Enrique Lam-Yam, era un inmigrante chino y su madre, Ana Serafina Castilla, nació de una esclava congoleña y de un mulato cubano. En Sagua La Grande, Lam estuvo rodeado de una naturaleza frondosa y de las tradiciones africanas, que ejercieron sobre él una influencia artística notable.

En 1916, Lam se trasladó a La Habana con parte de su familia, donde estudió pintura en la Academia de Bellas Artes de San Alejandro, entre 1918 y 1923; si bien prefería pasar el tiempo analizando y dibujando las plantas tropicales de la quinta de los Molinos. 

En 1923, recibió una beca del ayuntamiento de su pueblo para estudiar en Europa y en otoño viaja a Madrid y comienza a estudiar con Fernando Álvarez de Sotomayor, director del Museo del Prado, a la vez que conoce otras tendencias más vanguardistas. En el museo quedó impresionado por la obra de El Bosco y de Pieter Bruegel el viejo. Su paso por España marcó su desarrollo técnico en el que comenzó a fusionar una estética primitiva con las tradiciones de la composición occidental. En 1929 se casó con Eva Piriz, pero tanto ella como su pequeño hijo murieron dos años después de tuberculosis. El dolor de Lam será plasmado en numerosos cuadros titulados "madre e hijo". 


Vista de Cuenca, W. Lam, 1927
Casa de la Sierena, Cuenca, W. Lam, 1927
Bodegón del toro, Villares del Saz, W. Lam, 1927

Carnavales de Villares del Saz, W. Lam, 1927

La vieja del rosario (se trata de Juliana Mansilla del Pozo, vecina de Lam en Cuenca), W. Lam, 1927

El retrato de mujer que incluí anteriormente es también de Juliana Mansilla, W. Lam, 1927


Portada de la revista Ilustración Castellana, W. Lam, 1927

Postigo de los Canónigos, Ilustración Castellana, W. Lam, 1927

Plaza de Carros, Ilustración Castellana, W. Lam, 1927

Iglesia de san Felipe, Ilustración Castellana, W. Lam, 1927

El joven pintor cubano viajó por diversas ciudades españolas y en 1924 pasó unos días en Cuenca acompañado del pintor catalán Jaume Sierra. Lam perdió la beca que tenía al acceder Machado a la presidencia de Cuba, y tuvo que pintar retratos para sobrevivir. En la pensión madrileña conoció al estudiante de Medicina Fernando Rodríguez Muñoz, que le ayudó y le animó a trasladarse a Cuenca, donde se instaló a mediados de 1925. Se instala en un pequeño local del centro de la ciudad y se une a los artistas y los intelectuales locales (Compans, Marco Pérez, Fausta Culebras, Zomeno, Eduardo de la Rica, Vázquez Díaz, Serra Abreu, Rusiñol) que se reúnen al Hotel Iberia o a la librería Escobar.
Los veranos los solía pasar en Villares del Saz, en la casa de los Conversa, primos de los Rodríguez Muñoz, habilitando como estudio-residencia del artista cubano el camarón o cámara. 
Durante la primavera y el verano de 1927 pasado participó en dos exposiciones colectivas que se celebraron en Cuenca y publica 25 dibujos en la revista “Ilustración Castellana”.


Composición, W. Lam, 1930

Autorretrato de W. Lam, 1934

W. Lam en la milicia republicana, 1936

La guerra civil, W. Lam, 1937
W. Lam con Pablo Picasso en Vallauris, 1954. Cuando se atrevió a enseñarle sus cuadros a Picasso en 1939, después de un año de conocerle, este le dijo: «Jamás me equivoqué contigo. Eres pintor»
Foto de grupo en el castillo de Bel-Air (Marsella), hacia 1941 Varian Fry, André Breton, y su esposa, Jacqueline Lamba, Wifredo Lam y Helena Holzer, Jacques Herold, Oscar Dominguez.

Marsella, primera fila, de izquierda a la derecha: J. Hérold, Helena Holzer, W. Lam, A. Gómez. Segunda fila: Pino, H. Gómez, J. Breton, A. Breton. Tercera fila: O. Domínguez y su amiga.


Ilustraciones para el libro de Bretón, Fata Morgana, 1941

A comienzos de la década de 1930 era evidente su influencia surrealista y de Henri Matisse. En 1936, al visitar una exposición de Pablo Picasso, se sintió fuertemente atraído por la energía que desprendían sus cuadros. En ese mismo año, al comienzo de la Guerra Civil Española, se une como voluntario al Ejército Popular de la República. Dibuja carteles antifascistas y trabaja en una fábrica de municiones. La violencia de los combates inspira su obra titulada La Guerra Civil.

En 1938 se fue a vivir a París, donde el propio Picasso lo tomó bajo su tutela y alimentó su interés por el arte africano y las máscaras primitivas. Picasso lo presentaba como su nuevo «primo» a sus amigos pintores, poetas y críticos de arte: Braque, Matisse, Miró, Léger, Eluard, Leiris, Tzara, Kahnweiler, Zervos. También le presenta a Pierre Lœb, propietario de la Galería Pierre en París, dónde hará su primera exposición individual en 1939.

Poco antes de la llegada de los alemanes, Lam salió de París hacia Marsella, dónde muchos de sus amigos, particularmente surrealistas, se agruparon alrededor de André Breton en la villa Air-Bel: Pierre Mabille, René Char, Max Ernst, Victor Brauner, Oscar Domínguez, André Masson, Benjamin Péret. En la villa Air-Bel, lugar de creación y de experimentación, Lam trabajó y realizó una serie de dibujos a la tinta, anunciadores de las figuras híbridas que desarrollará plenamente en Cuba. En enero y febrero de 1941, Lam ilustró el poema de Breton Fata Morgana, censurado por el gobierno de Vichy.
Al norteamericano Varian Fry se le conoce como el Schindler de los intelectuales. Gracias a él lograron salir de la Europa en guerra una larga lista de escritores y artistas. De derecha a izquierda, Varian Fry (con gafas), André Breton, André Masson y su mujer, Jacqueline, en Marsella en 1941.
 
El paquebote «Capitaine Paul Lemerle» atracado en el puerto de Marsella, 1941, que tuvo el privilegio de acoger a bordo a algunas de las figuras más destacadas de la intelectualidad europea, además de W. Lam.

Foto de grupo a bordo del “Capitán Paul-Lemerle” en mayo de 1941: con Victor Serge, Jacqueline Lamba Breton, Midi Branton, Wifredo Lam, Helena Holzer, Katrin Kirschmann, Dyno Lowenstein, Harry Branton, Carola Osner, Walter Barth… 


Wifredo Lam en su estudio de La Habana, en 1943. Detrás su famoso cuadro "La jungla".


"Your own life", W. Lam, 1942. Art Museum de Washington.


"La junge", W. Lam. 1943, gouache sobre papel. comprada en 1945 por el MoMA de Nueva York y colgada al lado de Las Señoritas de Aviñón de Picasso.

"La mañana verde", W. Lam, 1943. Vendido en Sotheby's en 1998 por 1.267.500 dólares.

"Omi Obini", W. Lam, 1943, vendida en junio de 2020 por 9,6 millones de dólares en Sotheby´s.

"Presencia eterna" (Un homenaje a Alejandro García Caturla), W. Lam, 1944, óleo y pastel sobre papel maché y tiza sobre tela de fibra de líber ( Rhode Island School of Design Museum)

"Ídolo", W. Lam, 1944. Vendido en Sotheby's en 2012 por 4 millones de dólares.

"Harpe Astrale", W. Lam, 1944

"Huracán", W. Lam, 1945, Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba.

El 25 de marzo de 1941, Lam y Helena Holzer, con quien se casará en 1944, embarcaron a bordo del viejo paquebote «Capitaine Paul-Lemerle» en compañía de más de 300 artistas e intelectuales europeos, con destino a la Martinica. No todos se conocían ni sabían quiénes más se encontraban en el barco. Tal fue el caso de André Breton y Claude Lévi-Strauss, que no descubrieron que el otro iba a bordo hasta llegar a Casablanca cuando un policía pronunció en voz alta el nombre de Breton.
El viaje fue duro. Solo había cuatro camarotes, ocupados por los oficiales y por Levi-Strauss. El resto descansaba en la bodega o en los botes salvavidas de cubierta. La comida era escasa y mala. En los baños se formaban colas interminables. Día a día se acumulaba más suciedad. 
La acogida en la Martinica, el 24 de abril, es glacial. Los «desertores», según las autoridades de Vichy, son internados en un campo de concentración o de refugiados del leprosario de Lazaret durante más de un mes,  extranjeros y franceses sospechosos de opiniones izquierdistas. 
En La Martinica Lam conoció a Aimé Césaire, el poeta de la negritud, ferviente combatiente del colonialismo, que proporcionará a Lam una conciencia de su identidad cultural que ya no dejará de explorar. 

En agosto de 1941, después de diecisiete años de ausencia, Lam regresó a Cuba, donde profundizó en sus investigaciones y afirmó su estilo, combinando el surrealismo y el cubismo con el espíritu y las formas del Caribe. En 1943, el año más productivo de este período, pintará más de una centena de telas, entre ellas La Jungla. En esa década realizó varias exposiciones en Estados Unidos, en el Institute of Modern Art de Boston, en el MoMA y en la galería Pierre Matisse de Nueva York. De esa época, se han vendido obras de Lam en las subastas de arte de mayor prestigio, a precios que han marcado records de cotización. 
A. Breton, W. Lam, y P. Mabille, en la exposición de Lam en Haití, 1946

W. Lam y A. Breton, Haití, 1946

Dibujo realizado en Haití, W. Lam, 1946

Sin título, W. Lam, 1946, MoMA NY


"Les noces", W. Lam, 1947, Staatliche Museum zu Berlin

"Nativité", W. Lam, 1947, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid

"Tete", de la serie Canaima, W. Lam, 1947

Femme Cheval, W. Lam, 1948

Bélial, emperador de las moscas, W. Lam, 1948


"La fiancée de Kiriwina", W. Lam, 1949

Alisa y André Breton en el aeródromo de Port-au-Prince en diciembre de 1945. Paul Laraque (a la izquierda de los bretones), Mme. W. Lam, Dr. Pierre Mabille, le peintre Wilfredo Lam. A la derecha: René Bélance, Mme. Mabille, Regnor Bernard, Edris St. Armand y M. de Peillon, Ministre de France.
 Jacques-Stephen Alexis, George Beaufils, Gerald Bloncourt, Theodore Baker y Gerard Chenet, fundadores de La Ruche (de izquierda a derecha)

Grupo de estudiantes celebrando la salida de Lescot.
La Ruche, 1 de enero de 1946, celebrando la llegada de A. Breton.







En diciembre de 1945, Lam y Breton son invitados a Haití por Pierre Mabille, médico y escritor surrealista, agregado cultural de Francia. En enero de 1946 se inauguró en el Centro de Arte de Puerto Príncipe una exposición de obras de Lam. El catálogo fue prologado por Breton. El “león”, como llamaban a André Breton, por su enorme cabeza y su pelo rizado, ofreció una conferencia sobre la relación del  movimiento surrealista con los pueblos de color en el Hotel Savoy, que generó un singular interés entre los jóvenes artistas y activistas estudiantiles agrupados en La Ruche.

La Ruche, diario político y  literario, celebró la llegada de Lam y Breton en su edición del 1 de enero de 1946. En una incendiaria editorial escrita por René Depestre, lanzó una llamada a la sublevación contra el gobierno de Elie Lescot, que intentaba amordazar a la prensa. Del 7 al 11 de enero, multitudes comenzaron a manifestarse frente al Palacio Nacional, los trabajadores se declararon en huelga y las casas de las autoridades fueron saqueadas. El pueblo haitiano terminó derribando la dictadura de Elie Lescot. Esta interacción entre vanguardismo surrealista y la insurrección del pueblo haitiano convirtió esta revolución en un acontecimiento único.


En 1946, tras una estancia de cuatro meses en Haití, Lam descubrió Nueva York y regresó a París después de 6 años de ausencia, donde el «realismo socialista» dominaba el arte y el surrealismo era considerado como un «idealismo contrarrevolucionario».

Entre 1947 y 1948, Lam volvió a trabajar en su taller de La Habana, y pintó la serie Canaima. Este nombre evoca tanto la región sudeste de Venezuela como el título de una novela del escritor Rómulo Gallegos. Para los amerindios, Canaima es un dios frenético, principio y causa de todo malo que puede aparecer en la sabana. El estilo de Lam se hizo más incisivo, evolucionó hacia el esoterismo y, al mismo tiempo, el arte africano y de Oceanía ocupó una posición predominante en su obra.

Con su tercera mujer, Lou Varin, Italia, 1957

W. Lam en su estudio de Albissola, 1963


"Umbral", W. Lam, 1950, Colección Centre Pompidou, París

"Zambezia, Zambezia", W. Lam, 1950, Museo Guggenheim de Nueva York

"Mujer sentada", W. Lam, 1955

"A tres centímetros del suelo", W. Lam, 1962

"El tercer mundo", W. Lam, 1965

"Al final de la noche", W. Lam, 1969
Gravure, uno, W. Lam, 1967

"Les abalochas danseent pour Dhambala, dieu de l'unite", W. Lam, 1970

"Vase, II", terracota, W. Lam, 1975

Una de las salas del Museo Reina Sofía dedicadas a la exposición sobre Lam, 2016

Su segundo matrimonio con Helena Holzer, terminó en divorcio en 1950. Con base en La Habana, viajó intensamente hasta 1952, cuando, tras el golpe de estado de Batista, decide permanecer tres años en París. En 1955 reanudó los viajes, y en 1960 se estableció en Albisola Mare, en la costa italiana. El invierno de ese año se casó con la pintora sueca Lou Laurin, con quien tuvo tres hijos.

En los años 50 y 60 recibió numerosos premios y reconocimientos, quizás el más importante fue el Guggenheim International Award, en 1964. Entre 1966 y 1967 se realizaron numerosas retrospectivas de su obra en el Kunsthalle de Basilea, el Kestner-Gesellschaft de Hannover; el Stedelijk Museum de Ámsterdam, el Moderna Museet de Estocolmo y el Palais des Beaux-Arts de Bruselas. Recibió numerosos premios y reconocimientos. Su obras se encuentran en los principales museos del mundo.

W. Lam es su estudio de Albísola firmando un plato de cerámica, años 70

Vase II, W. Lam, 1975


Abakua I, W. Lam, 1975

Sin título, W. Lam, 1975

Sin título, W. Lam, 1975

Sin título, W. Lam, 1977

Sin título, W. Lam, 1975

Sin título, W. Lam, 1977

Sin título, W. Lam, 1977

Vase I, W. Lam, 1975

Wifredo Lam rodeado de su colección de esculturas africanas y oceánicas en la sala de música de Albissola, 1974. En el espejo se reflejan las pinturas Al final de la noche de 1969 y La danza de Abalochas para Dhambala, el Dios de la unidad de 1970


A partir de 1975, Lam se dedica intensamente a la cerámica, una técnica que lo sedujo por «la libertad creadora del arte». Abandona su caballete por el taller San Giorgio. Así adquiere el gesto ancestral del hombre que mezcla la tierra y el fuego. Realizará más de 300 piezas que serán rápidamente expuestas en el museo de la Cerámica de Albisola.

Documental preparado para la exposición de la Tate Modern, en la que Eskil Lam, hijo del pintor, habla de su padre y recorre toda su biografía. La exposición tuvo lugar en la Tate Modern del 14 de septiembre de 2016 al 8 de enero de 2017.


Exposición en el Reina Sofía de Madrid (6 abril - 15 agosto, 2016): Wifredo Lam. Entrevista a Catherine David, comisaria de la exposición itinerante.

Entre 2015 y 2017, el Centro Pompidou, en colaboración con el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y la Tate Modern organizaron una exposición retrospectiva itinerante de W. Lam. Su comisaria fue Catherine David, subdirectora del Museo Nacional de Arte Moderno en el Centro Pompidou. La exposición contó con casi trescientas obras —pinturas, dibujos, grabados, cerámicas—, completado con archivos, documentos y fotografías.

Para ampliar información sobre Wifredo Lam: 
wifredolam.net
https://www.tate.org.uk/art/artists/wifredo-lam-1455?utm_source=youtube&utm_medium=video&utm_campaign=tateshots_lam
Documental sobre Wifredo Lam, dirigido por Humberto Solás para el Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba:
https://www.youtube.com/watch?v=K3haX6m1k1s


Fotografía de Pierre Loeb realizada por Emile Savitry, 1946/47

Pablo Picasso y Henriette Gomès en Mougins, 1969
Primera mujer de Pierre Loeb, Silvia Luzzato, 1929 (un año después de casarse)



Escenas de La Habana
"El desayuno", J. Pascin, 1923
Jules Pascin en el Café du Dôme, París, 1910.
Jules Pascin en el Café Dome, París, años 20. Su amigo y compañero de libertinaje, el dibujante Henri Bing lo describió como "un anarquista disfrazado de dandy". 

Pascin con sus amigos en el café de La Rotonde, Monparnase, entre ellos Man Ray y su amante Lucy, años 20. Entre los amigos parisinos de Pascin se encontraba Ernest Hemingway, cuyas memorias "París era una fiesta" incluyen un capítulo titulado "Con Pascin en el Dôme", que narra la noche de 1923 que conoció a Pascin.

Lucy Krohg, Jules Pascin, 1909
"Claudine descansando", Jules Pascin, 1913

Hermine David, Jules Pascin, 1910

Retrato de Hermine David, mujer de Pascin, Jules Pascin, 1909
Hermine David y Lucy Krohg, mujer y amante respectivamente, Jules Pascin, 1921

Pierre Loeb (Paris, 1897 - Ibidem, 1964), marchante y galerista francés de familia judía, fundador de Galería Pierre de París y promotor de artistas tan importantes como Picasso, Miró, Giacometti o Lam.

La primera sede de la Galería Pierre fue inaugurada el 17 de octubre de 1924 en el número 13 de la rue Bonaparte, en la rive gauche, con la exposición "Pinturas, acuarelas y dibujos" de Pascin. Este artista búlgaro, nacionalizado americano, en esa década no solo disfrutaba de un gran prestigio y éxito como artista, sino que se había convertido en una celebridad, un símbolo de la comunidad artística y bohemia de Montparnasse. Henriette Gomès, modelo de Pascin, trabajó como colaboradora de Loeb, antes de abrir su propia galería en 1938.

La exposición llamó la atención de Picasso, admirador de la obra de Pascin, que concertó una reunión con el marchante. Loeb comenzó a comprarle obras directamente, a pesar del acuerdo del pintor con otro galerista, Paul Rosenberg, y desde entonces mantuvieron una gran amistad.













En junio de 1925, Pierre Loeb expuso16 pinturas y 15 dibujos de Joan Miró, con quien mantuvo un contrato de exclusividad durante más de veinte años. No fue la primera vez que Miró mostraba sus obras en París (cuatro años antes lo había hecho en la galería La Licorne), pero sí su primer gran éxito. 

Los representantes del grupo surrealista, en la cúspide de su reconocimiento, apoyaron la apuesta de quien consideraban uno de los marchantes de arte más lúcidos de la época, asistiendo y firmando una invitación a la exposición. Estuvieron todos, tanto los fundadores (Breton, Soupault, Aragon, Eluard, Max Ernst, Benjamin Péret), como los más jóvenes (René Crevel, Roger Vitrac, André Masson o Antonin Artaud). 

La inauguración se realizó a media noche, cosa nada frecuente en aquella época, mientras en el exterior, contratada por su amigo Picasso, una orquesta tocaba los compases de una sardana; los visitantes tenían que entrar a la sala por turnos, completamente abarrotada. Las ventas fueron tan buenas como la crítica.

Invitación a la inauguración de la exposición surrealista en la galería Pierre, 13 de noviembre de 1925

Carnaval de Arlequín, Joan Miró. Realizada entre los años 1924 y 1925


L'homme à la guitare, Picasso, 1914


Le Surréalisme et la peinture, publicado en Révolution surréaliste, A. Breton, 1925

La gran máquina, Giorgio de Chirico, 1925

El pez dorado, Paul Klee, 1925

Man Ray, Le Violon d'Ingres (1924). Inspirado por su modelo y amante parisina Alice Prin, conocida como Kiki de Montparnasse.
Armour, André Masson, 1925

Proue de naivre et papillons, Pierre Roy, 1925

El gran bosque, Max Ernst, 1925

En noviembre de 1925, se presentó en la galería Pierre la primera exposición colectiva de artistas surrealistas, La Peinture surrealiste, que incluyó obras de Picasso, Miró, Giorgio de Chirico, Paul Klee, Man Ray, André Masson, Pierre Roy y Max Ernst, entre otros.

Picasso expuso dos cuadros del primer cubismo (L'homme à la guitare y La Maison aux étoiles). Un crítico de arte se refirió a ello diciendo que «¡El "padre del cubismo" se había convertido en el hijo adoptivo de los surrealistas!». Antes, el escritor surrealista André Breton declaró a Picasso como "uno de los nuestros" en su artículo Le Surréalisme et la peinture, publicado en Révolution surréaliste.

Miró presentó una de las pinturas más interesantes de ese periodo: Carnaval de Arlequín, considerada como el inicio de la etapa surrealista de Joan Miró. Realizada entre los años 1924 y 1925, la ejecutó en un tiempo en que el artista pasaba por momentos difíciles y con gran penuria. Según explicó el mismo artista: "Intenté plasmar las alucinaciones que me producía el hambre que pasaba. No es que pintara lo que veía en sueños, como decían entonces Breton y los suyos, sino que el hambre me provocaba una manera de tránsito parecido al que experimentaban los orientales.​"

Inauguración de la nueva galería Pierre, con la exposición de Christian Bérard, 1927. Pierre Loeb y el pintor en el centro.


Retrato de Pierre Loeb realizado por Christian Bérard, 1927–1929.

Boceto de moda para Elsa Schiaparelli, C. Bernard. Bérard, pintor, escenógrafo, modisto, diseñador, diseñador de vestuario e ilustrador.

Invitación a la exposición de Picasso de papier collés 1912-1914, 1935

Picasso, Papier collé, 1912-1914

Retrato de Pierre Loeb por Giacometti, 1946

La bola suspendida, Alberto Giacometti, 1930-1931. Esta obra inaugura la incursión del pintor en el surrealismo. André Breton la compró en la galería Pierre. 

Personaje (con paraguas), J. Miró, 1931

La calle, Balthus, 1933, expuesta en 1934 en la galería Pierre.

 Última reunión de marchantes de arte alemanes y franceses del “Syndicat des Éditeurs d'Art et Négociants en Tableaux Modernes” antes de la guerra, 1938. Foto de Henri Manuel.

En 1927, animado por el éxito, trasladó la galería al número 2 de rue des Beaux-Arts, muy cerca de la anterior, pero más espaciosa, donde continuó exhibiendo obras de Miró y Picasso con regularidad hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Loeb organizó cuatro exposiciones de Picasso entre 1927 y 1939, con obras cubistas, papiers collés y dibujos. En 1931 Miró expuso en la galería Pierre esculturas-objetos.

Pierre Loeb fue el primer galerista en ofrecerle un contrato a Giacometti en 1929, por un año. Giacometti siguió siendo amigo del galerista, del que realizó varios retratos tanto en 1946 para preparar un grabado que iba a ilustrar un texto escrito por Loeb sobre el arte figurativo. 

Loeb incluyó el trabajo de Georges Braque en varias exposiciones colectivas en 1928, 1929 y 1934, y organizó una muestra individual de sus obras fauvistas en 1938. A pesar de que ningún material de exposición sobreviviente menciona la inclusión de Juan Gris, Loeb compró al menos dos obras del artista en Mary Gallery, París, en marzo de 1938. Wifredo Lam realizó su primera exposición individual en la galería a principios de 1939. En esos años, la galería Pierre acogió también a artistas como Balthus, Victor Brauner,  Kandinsky o Wolfgang Paalen.

Encuentro de Petain con Hitler en 1940

Subasta, galería Charpentier, París, junio de 1944. Parte del expolio del arte en Francia se hizo a través de subastas.

Portada del libro "Viajes a través de la pintura" de Pierre Loeb, 1946, realizada por Wifredo Lam.

W. Lam y P. Loeb en La Habana, años 40.

RAFAEL MORENO (Alájar, Huelva, España, 1887-
La Habana, 1955). Cuento rumano, 1946

Pierre Loeb, Helena Holzer (esposa de Wifredo), Wifredo Lam y Rafael Moreno Pascual en La Habana en 1944.

Gouache, Picasso, 1940

Juan Antonio Picasso, pintor cubano, descendiente del abuelo materno de Picasso

Ceremonia de santería

Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, una ley del gobierno colaboracionista de Vichy prohibió a los judíos poseer empresas en propiedad. A finales de 1941, acordó con su colega Georges Aubry que se hiciera cargo de su galería y, poco después, se exilió con su familia a Cuba, donde permaneció hasta 1945. 

En La Habana, Loeb visitó con frecuencia la quinta de san José de Lydia Cabrera y Titina Rojas, gracias a su amistad con Wifredo Lam. Allí, escribió un libro de memorias, Voyages a travers la peinture (publicado en 1946), con reflexiones personales sobre el arte y su recorrido profesional.

Un día de verano de 1942, Loeb entró en un local de las “fritas” de playa de Marianao y quedó absorto ante un mural naíf que representaba un ingenio azucarero. Al preguntar por el autor, le hablaron de Rafael Moreno, un pintor español que vivía cerca. Poco después, Moreno se instaló en casa de Lam, dejó de decorar bares y se dedicó a la pintura.

Gracias a la estancia de Loeb se organizó la primera exposición de Picasso en la isla;  fue en junio de 1942, con dieciséis gouaches y dos óleos, propiedad de Loeb. Hay quien afirma que Picasso viajó en esas fechas para conocer a los parientes mulatos que dejó su abuelo en Sagua la Grande, el pueblo natal de Lam, pero esto es otra historia...

Loeb tuvo problemas con su visa para Estados Unidos. Lydia Cabrera lo llevó a un babalawo, quien le pidió 3 gallos, 4 cocos, una escalera de mano y una soga para hacer el trabajo. La visa le llegó al día siguiente.


Pierre Loeb y Joan Miró, un año antes de romper su relación comercial. Foto de Ione Robinson, 1947

Pierre Loeb, fotografía de Denise Colomb, 1949

Riopelle, J. Germain, Vieira da Silva, P. Loeb, G. Mathieu, Wou-Ki. Fotografía de Denise Colomb, 1953

Viera da Silva, Jacques Germain, Georges Mathieu, Pierre Loeb, Jean-Paul Riopelle y Zao Wou-Ki. Foto de Denise Cololomb, 1951, en la galerie Pierre Loeb 

Maria Helena Vieira da Silva, Bibliothèque, 1949, musée national d’Art moderne, Centre Pompidou

Agathe Vaïto en su taller, fotografiada por su hermana Denise, 1955

 Agathe Vaïto, La Loggia, 1972

Foto de Denise Colomb de la serie de grandes artistas, Picasso en su taller de la rue des Grand-Augustins, 1952

Lances, Jean Paul Riopelle, 1958

Nocturne, Zao Wou-ki, 1955

La separación de François Ravaillac, asesino del rey de Francia Enrique IV, George Mathieu, 1960

Cuando Loeb regresó a París, Aubry se mostró reacio a cumplir su contrato moral y devolverle su galería. Picasso intervino. Le bastó una llamada de teléfono a Aubry, anunciándole lacónicamente: "Pierre ha vuelto, se hace cargo de la galería”. La galería Pierre le fue devuelta a Pierre Loeb en julio de 1945, de acuerdo con la ordenanza que regía las devoluciones de las propiedades saqueadas durante la Ocupación. 

Aunque la galería Pierre no recuperó su destacada posición anterior, debido a su debilidad financiera para competir con Maeght y otros marchantes más recientes, y perdió la representación de Miró en 1948, seguirá exponiendo obras de artistas vanguardistas como Giacometti, Antonin Artaud o Dora Maar; y descubriendo nuevos talentos como Vieira da Silva, Zao Wou-Ki, Jean-Paul Riopelle o Georges Mathieu.

En 1957 se casa con la pintora Agathe Vaïto, cuya hermana, la fotógrafa Denise Colomb, retrató a muchos de los grandes artistas de la vanguardia, salvo a Miró. La galería cerró en 1963 y Pierre Loeb falleció el 4 de mayo de 1964.







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