Afinidades electivas

 

Vista del hotel Nacional desde el cañón Krupp de 11 pulgadas, situado en sus jardines.

Placa conmemorativa en la que se señala que el 13 de junio de 1989 el cañón Krupp disparó contra el crucero protegido (blindado) USS Montgomery a un rango de 9000 metros,​ sin alcanzar dicha nave.


El cañón Ordóñez emplazado el Hotel Nacional es la pieza de artillería colonial más grande de Cuba. Mide 10,70 m y pesa 48 300 kg. Podía alcanzar hasta 10 000 m de distancia con sus proyectiles.

Foto de 1885 de la batería de Santa Clara. La primera batería ubicada en este sitio se construyó entre 1797 y 1799, bautizada así en honor a Juan Procopio Bassecourt y Bryas, conde de Santa Clara, gobernador de Cuba en esos años. La batería fue modernizada en 1895, cuando recibió entre otros cañones, tres cañones Krupp de 11" y dos cañones Ordóñez de 12".

Era el segundo día que se encontraban con la intención de perfilar la lista de potenciales compras de los bienes de valor artístico confiscados. Quedaron en los jardines del hotel Nacional, cerca de los dos cañones, remembranza de la antigua batería costera que defendía la antigua ciudad colonial desde esa colina. Atamante se entretuvo leyendo la placa de uno de ellos, un Krupp de 280 milímetros que el 13 de junio de 1898 alcanzó dos veces el crucero USS Montgomery de la Armada norteamericana. La placa se había colocado en 1956, perteneciendo el hotel al grupo Pan Am y operando Lansky el club nocturno y el casino. ¿Por qué unos americanos habían colocado aquella placa conmemorativa?, ¿era una forma sutil de celebrar un bombardeo infructuoso y su aplastante victoria naval?, ¿por qué tras la revolución mantenían los cubanos tal recuerdo?, ¿respeto a un hecho histórico?, ¿elogio al viejo cañón que acertó a dar en un buque yanqui, hoy su enemigo?


Fachada principal del hotel Nacional, con las huellas del bombardeo sometido, 2 de octubre de 1933

Soldados con ametralladoras y fusiles atacando el hotel.

Varios oficiales yacen muertos en los jardines del hotel, asesinados después de haber entregado sus armas. 

Batista durante el golpe de 1933.El civil de blanco es Grau San Martin.

Detalle de algunos destrozos en el interior y exterior del hotel, consecuencia de la batalla.

 Puerta principal del hotel, después de la rendición, con soldados, curiosos y un botones perplejo. 

Enfrascado en tales conjeturas, no se percató de que Eliana había llegado. Ella, viendo su ensimismamiento, sin mediar saludo, comentó:

—No fue la única batalla.

—Ya imagino, siendo una batería de defensa —le siguió Atamante con naturalidad, como si no se hubieran separado una semana.

—No me refiero a los tiempos en que estuvo funcionando la batería, sino a los pocos años de haberse construido el hotel.

—¿Una batalla en un hotel de lujo? Eso es el colmo del sibaritismo castrense.

—No empieces con el bonche, chico, que aquí cayeron decenas de hombres, entre veteranos de la guerra de independencia, jóvenes oficiales de abolengo, soldados y estudiantes anónimos.

Fulgencio Batista en el Campamento Militar de Columbia días después del Golpe de Estado en Cuba del 4 de septiembre de 1933.

Julio Sanguily (1879-1935), jefe del ejército de Cuba en 1933. Su acción fue decisiva para la caída de Machado. Fue depuesto por el golpe de estado del 4 de septiembre y pasó a retiro tras el combate del Hotel Nacional.


Gerardo Machado (Camajuaní, Cuba, 1869–Miami Beach, EEUU, 1939), quinto presidente de la República de Cuba (1925–1933). Con un amplio respaldo popular y apoyo político inicial, los perdió al reformar la Constitución para perpetuarse en el poder. A medida que se extendieron las protestas, redujo la libertad de expresión y recrudeció la represión. En 1933 fue obligado a dimitir en favor de un gobierno provisional encabezado por Carlos Manuel Céspedes​.

Carlos Manuel de Céspedes (12 de agosto – 4 de septiembre de 1933). Su presidencia bien podría definirse como exprés.

La Pentarquía de 1933 formada por J. Irisari, P. Franca, G. Portela, R. Grau y S. Carbó. F. Batista, que controlaba las fuerzas armadas, aparece a la derecha.

Ramón Grau San Martín (La Palma, 1881-La Habana, 1969), presidente de Cuba (1933-34, 1944-48).

Sumner Welles (1892 - 1961), diplomático y asesor de política exterior de Roosevelt y subsecretario de Estado de 1936 a 1943. Welles intervino en las negociaciones que sacaron del poder a Machado, siendo embajador en Cuba (24 de abril-13 de diciembre, 1933).

Eliana le contó que, en agosto de 1933, el coronel Sanguily, jefe del Estado Mayor, lideró la sublevación militar que derrocó a Machado, facilitando la entrada de un nuevo presidente, Carlos Manuel Céspedes, hijo del héroe que inició la guerra de los Diez Años. Un mes después se alzó la revuelta de los sargentos que lideró Batista para deponer a este por no depurar a los oficiales que habían colaborado y cometido crímenes con Machado, y por una serie de demandas de los suboficiales. Los sargentos tomaron el control de los cuarteles y el poder quedó en manos de una pentarquía encabezada por Grau San Martín. Al cabo de unas semanas, Batista ascendió a coronel y lo nombraron jefe del Estado Mayor del Ejército, y los oficiales se negaron a reconocerle.




Sanguily, había sufrido unos días antes una úlcera hemorrágica de estómago y tuvo que ser operado de urgencia. Fueron a visitarlo un seremil  de oficiales, tantos que perturbaban la actividad del hospital, y la dirección le pidió que buscara otro sitio donde pasar su convalecencia. Eligió el hotel Nacional porque aquí trabajaba de médico un hijo suyo y, aparte, se hospedaba el embajador de Estados Unidos, opuesto a la asonada. Pensó que su presencia le brindaría protección contra las represalias del nuevo Gobierno. El desfile de oficiales de alto rango se trasladó al hotel. Muchos, tras conocer que habían saqueado sus casas, se alojaron allí. Viendo el cariz que tomaban los acontecimientos, los turistas abandonaron el hotel y se convirtió en el foco de resistencia de los oficiales.

—¡El asalto duró más de diez horas! —ella elevaba la voz a medida que él bajaba la vista—. De un lado, Batista y tres mil soldados; del otro, cuatrocientos oficiales.

—Una contienda desigual. —Atamante volvió a rendirse al encanto de aquella sinuosa brevedad incipiente—. ¡Esos tiempos convulsos son fascinantes!

—Hubo más bajas del bando atacante. Las ventanas del hotel proporcionaban a los oficiales, expertos tiradores, mejor posición que a los soldados. Batista tuvo que utilizar artillería pesada y un crucero para doblegar a los sublevados.


Retrato de Maria Luisa Gómez Mena (MLGM), pintado por el artista de la primera vanguardia cubana, Carlos Enríquez, c. 1940. 

Retrato al duco de Maria Luisa Gómez Mena (MLGM), por el pintor cubano-chileno Mario Carreño, su segundo marido,1943

Retrato de MLGM, del pintor cubano Cundo Bermúdez, 1943.

Retrato de MLGM, del poeta y pintor malagueño exiliado en México, José Moreno Villa, 1945

MLGM con artistas y críticos en la puerta de la Galería del Prado, La Habana, Cuba, c. 1942-1944. Entre otros, aparecen en la foto: el crítico José Gómez Sicre y los pintores Mario Carreño, Cundo Bermúdez y Amelia Peláez.

Interior de “Galería del Prado” ca. 1942, donde se muestran obras de pintores cubanos contemporáneos. En la imagen obras expuestas de Amelia Peláez, Mario Carreño, Felipe Orlando y Mariano Rodríguez.

Portada del Boletín del Museo de Arte Moderno dedicado a la exposición Modern Cuban Painters. En carta a los Altolaguirre, sept. 1943, MLGM escribía “posiblemente la exposición de pintura cubana sea en el Museo de Arte Moderno para enero, con 250 óleos de los pintores cubanos, 100 acuarelas y 200 dibujos”.

Vista de la exposición Modern Cuban Painters en MoMA, 1944, con obras de Carlos Enríquez y Amelia Peláez.

Exposición Modern Cuban Painters, MoMA, 1944, con obras de Fidelio Ponce y Cundo Bermúdez.

Inauguración de la exposición Modern Cuban Painters, MoMA, 1944. Entre otros: Alfred Barr, primer director del MoMA, José Gomez-Sicre, crítico de arte, y Mario Carreño, pintor y marido de MLGM. Detrás, obras del pintor Cundo. 


—No quiero hacer una teoría de esto, pero hay lazos intangibles que nos unen, una afinidad. No me refiero a nosotros, bobo —le dijo, percibiendo su cara de expectación—, estaba recordando el amor entre María Luisa Gómez Mena y Manuel Altolaguirre.

—¿La condesa viuda?

—¡No, chico! Su sobrina. 

Se refería a la gran mecenas de pintores cubanos contemporáneos, como Amelia Peláez, René Portocarrero, Wifredo Lam o Mario Carreño, su propio marido. Tenía una galería en el paseo del Prado y llegó a organizar una exposición colectiva en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.

© Todos los derechos reservados (El templete de las musas)

Portada del libro "Pintura cubana de hoy", que se editó con motivo de la exposición en el MoMA, enero 1944.
Alfred Barr, Teodoro Ramos Blanco, José Gómez Sicre, María Luisa Gómez Mena y Edgar Kauffman Jr., 1942

Índice

De pie, Mario Carreño, con el libro en sus manos, Gómez-Sicre, Acevedo, Martínez Pedro, Cundo Bermúdez; sentada, MLGM.
Carlos Enríquez, El rapto de las mulatas, 1938. Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba.
Mario Carreño, Los cortadores de azúcar, duco, 1943. Colección privada.
René Portocarrero, Interior Del Cerro, 1943. Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba.
Eduardo Abela, El triunfo de la rumba, ca. 1928. Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba.

Fidelio Ponce, Dos mujeres. Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba.
Felipe Orlando, La casa de las carolinas, 1943
Antonio Gattorno, La siesta, 1940. MoMA

Tan importante como la exposición, fue el libro que la acompañó, Pintura cubana de hoy, escrito por el crítico de arte José Gómez-Sicre y editado por MLGM, La Habana 1944. Gómez-Sicre colocó en el lugar que correspondía a importantes artistas que no estuvieron en la muestra, como Wifredo Lam o Jorge Arche. Lam se negó a participar en la exposición, pero estuvo de acuerdo en aparecer en el libro.

Índice de artistas: Victor Manuel, Eduardo Abela, Antonio Gattorno, Amelia Peláez, Fidelio Ponce, Carlos Enríquez, Mario Carreño, Wifredo Lam, René Portocarrero, Felipe Orlando, Mariano Rodríguez, Cundo Bermúdez, Jorge Arche, Luis Martínez Pedro, Serra, Padue, Domingo Ravenet, Roberto Diago y Eberto Escobedo.
Los poetas y editores Manuel Altolaguirre y Concha Méndez con su hija Paloma, al partir exiliados hacia La Habana (Foto del archivo de la Residencia de Estudiantes). Max Ernst y Pablo Picasso colaboraron para que la familia viajase rumbo a América, en marzo de 1939.

A pesar de ser un reconocido intelectual republicano, en agosto de 1936, su hermano Luis fue fusilado en Málaga por un grupo anarquista.​ Otro hermano, Federico, militar y amigo de Franco, sería también fusilado meses después.​ Estos trágicos acontecimientos y la propia guerra le condujeron a un colapso emocional,​ tras huir por los Pirineos en enero de 1939​ y ser confinado en un campo de concentración en Francia.​ Fue ingresado en una institución psiquiátrica,​ de donde fue rescatado por varios colegas, y acogido junto a su esposa en casa del poeta surrealista Paul Eluard. 


Altolaguirre repartiendo propaganda a favor de la República a las pocas semanas de iniciarse la Guerra Civil Española. Altolaguirre fue miembro de la Alianza de Intelectuales Antifascistas y director de La Barraca,​ se alista en las fuerzas republicanas y realizó proyectos de imprenta y editoriales con fines propagandísticos.

Foto de verbena, 28 de junio de 1933: Concha Mendez, Vicente Aleixandre y Manuel Altolaguirre con una amigo, 

Café de la Granja del Henar, situado en Alcalá 40, que albergó tertulias históricas como la de Valle-Inclán, y era lugar frecuentado por miembros de las generaciones del 98 y del 27. En este café, Federico García Lorca presentó a Manuel Altolaguirre y Concha Méndez en 1931. 


En la foto, la iglesia de Chamberí tal y como era cuando se casaron los Altolaguirre en 1932, siendo testigos Juan Ramón Jiménez, Luis Cernuda, Federico García Lorca, José Moreno Villa, Vicente Aleixandre y Jorge Guillén, entre otros. Quemada y destruida en 1936, comenzada la Guerra Civil, fue reconstruida en los años cincuenta en estilo neoclásico.
 

—Gómez Mena ayudó a establecerse en La Habana al matrimonio Altolaguirre —continuó Eliana—, recién exiliados. Les facilitó el dinero para comprar una imprenta y fundar una editorial que publicó un centenar de libros de autores cubanos y extranjeros.

© Todos los derechos reservados (El templete de las musas)


Cartel de la imprenta Sur.

E. Prados y M. Altolaguirre, mediados de los años 20.

Inició su primer proyecto editorial junto a J. M. Hinojosa y J. M. Souviron en la revista Ambos, publicando textos y dibujos de Picasso, Cocteau y Gómez de la Serna, entre otros. Con Emilio Prados creó la revista Litoral en la imprenta Sur (1926-1929), principal medio de difusión de los poetas de la generación del 27, a la que pertenecía.

C. Méndez y M. Altolaguirre, años 30
C. Méndez y M. Altolaguirre en su casa-taller de la calle Viriato, Madrid, años 30

Junto a Concha Méndez edita la revista Héroe -donde colaboran Lorca, Cernuda, Aleixandre y Moreno Villa- y libros, bajo el sello La Tentativa Poética, como Vida a Vida de Concha Méndez. Gracias a una beca, ambos se trasladan a Londres entre 1933 a 1935. Allí lanzan 1616, publicando poesía inglesa y española, clásica y moderna.

C. Méndez, El carbón y la rosa, dibujos de J. Moreno Villa, Madrid, Imprenta de los Altolaguirre, 1935.

El rayo que no cesa, publicado por los Altolaguirre, dedicado a J. Gil-Albert.

De vuelta a Madrid, 1935-1936, editan La realidad y el deseo de Cernuda, Primeras Canciones de Lorca, El rayo que no cesa de M. Hernández, El carbón y la rosa  y  Niño y sombras de C. Méndez, y La lenta libertad y Las Islas Invitadas de Altolaguirre.
Antigua sede de La Verónica, calle 17, entre I y J, Vedado, La Habana.
2ª edición de Sóngoro Cosongo, Nicolás Guillén, La Verónica, 1942

En La Habana abren en el garage de su casa un taller de imprenta y la editorial La Verónica, gracias a una donación de quinientos dólares de María Luisa Gómez Mena. La impresora, según Gonzalo Santonja (Un poeta español en Cuba), era «una máquina pequeña, sin linotipos, artesanal y de mano, una mera antigualla, ya en desuso».

M. Altolaguirre, Poemas de Las islas invitadas, México, Litoral, 1944.

Presente de la lírica mexicana, ed. El Ciervo Herido, R. Barrié y M. Altolaguirre, Imprenta Barrié, 1946.

Edita en México Poemas de las islas invitadas como primer suplemento de la revista Litoral, en cuya breve resurrección mexicana participa E. Prados, J. Moreno Villa, J. Rejano y F. Giner de los Ríos. Más tarde, funda con María Luisa Gómez Mena la editorial Isla, que combina la publicación de autores clásicos con contemporáneos como Bergamín, Moreno Villa, Unamuno o el mexicano Elías Nandino. Tras cerrar la imprenta Isla por problemas económicos, forma sociedad con el impresor Roberto Barrié, quien le encarga la antología Presente de la lírica mexicana.

Pedro Salinas dijo de Altolaguirre que era el "Don Juan de las imprentas". 


Concha Méndez, 1920
Concepción Méndez Cuesta (Madrid, 1898-Ciudad de México, 1986), escritora, poeta, autora de teatro y guionista española, especialmente conocida por su obra poética. Perteneció al llamado grupo de las Sinsombrero, dentro de la generación del 27. 
Maruja Mallo, pintora surrealista, fotos en Cercedilla, 1929

El nombre responde al gesto de quitarse el sombrero en público que protagonizaron en los años 20 Maruja Mallo, Margarita Manso, Salvador Dalí y Federico García Lorca en la Puerta del Sol. "Nos apedrearon llamándonos de todo", dijo Mallo en TVE tras volver del exilio.

Al grupo pertenecían Ernestina de Champourcín, Maruja Mallo, María Teresa León, Concha Méndez, María Zambrano, Rosa Chacel, Marga Gil Roësset, Josefina de la Torre y Margarita Manso, entre otras, nacidas entre 1898 y 1914. Aunque participaron activamente de la vida cultural de la generación del 27, con el tiempo fueron relegadas al olvido. Por la importancia de su obra, se habla ahora de la generación de oro de las mujeres en España. Uno de los lugares que frecuentaban era el Lyceum Club Femenino, en la foto. 

Homenaje a Luis Cernuda, 1936

Grupo de las Sinsombrero con Luis Cernuda

Concha Méndez en la tertulia de Valle-Inclán, café de la Granja el Henar, años 20

Rosa Chacel, Gregorio Prieto, Concha Méndez, Maruja Mallo y dos amigos, verbena, 1927

Los veranos los solía pasar en familia en San Sebastián, donde en 1919 conoció a Luis Buñuel, quien fue su primer novio. Esta relación duró siete años, durante los cuales Concha, que era amiga de Maruja Mallo, se relacionó con Luis Cernuda, Rafael Alberti y Federico García Lorca.
Luis Buñuel en la residencia de estudiantes, 1919. Cuando derrotó al chico más duro del pueblo, organizó una serie de combates de boxeo y se dio a sí mismo el título de "el León de Calanda".

Miembros de la generación del 27 con el puño en alto, entre ellos, los matrimonios Concha Méndez y Manuel Altolaguirre y Maria Teresa León y Rafael Alberti, García Lorca y Vicente Aleixandre. Primeros años 30.


MLGM y su marido, M. Carreño, en su casa, ca 1941-1942

Danza afrocubana, duco, M. Carreño, 1943

Hay quien encuentra una relación entre la obra anterior de Carreño
y esta foto de María Luisa Gómez Mena danzando sobre una mesa en la playa, 1942

David Alfaro Siqueiros, posando para preparar su autorretrato (El coronelazo), 1945.

André Breton (der.) visitó a León Trotsky (centro) en México, en casa de Diego Rivera (izq.) y su esposa Frida Kahlo, a quienes les unía su militancia comunista. Fueron fotografiados por Fritz Bach, un comunista suizo a la capital mexicana para dialogar con Trotsky, 1938. 

Trotski vivió en la «Casa Azul» de Frida Kahlo y Diego Rivera en Coyoacán, hasta la ruptura política con este último en 1939. 

El matrimonio Trotski y su nieto, Volkov, con los Rosmer, líderes marxistas franceses, en su casa de vacaciones en Taxco, 1939.  

En 1939, cambió su residencia a la Calle de Viena, también en Coyoacán, donde vivió hasta el día de su muerte.

Trotski posó con los trotskistas estadounidenses Harry De Boer y James H. Bartlett y sus cónyuges, poco antes del primer intento de asesinato. Está autografiada por Trotski, 5 de abril de 1940.

 El primer intento de asesinato ocurrió en mayo de 1940. Durante la madrugada, un comando de veinte hombres armados comandados por Leopoldo Arenal Bastar, entre los que se encontraba su cuñado, Siqueiros, entró en la casa con la complicidad de un guardaespaldas de Trotski. Los intrusos dispararon cerca de 400 balas con armas de grueso calibre. El propio Siqueiros disparó contra el lecho de Trotski y su esposa, resguardados al lado de la cama, sin hacerles ni un rasguño. Los guardias de Trotski consiguieron finalmente repeler la agresión y hacer huir a los atacantes.


—El matrimonio de María Luisa empezó a naufragar en el momento que a él se le ocurrió meter en su casa a Siqueiros, refugiado en Cuba tras su intento de asesinato a Trotski. A ella no le gustaban ni su arte ni sus postulados políticos, decía que eran «insustanciales» y que él era un «puro Cantinflas». A su marido lo tenía hechizado con su técnica de duco, esa laca de colores para coches que también utilizó Jackson Pollock.

—Artista y asesino, no sé qué es peor —bromeó Atamante—. ¡Y chapucero! Ametrallaron la casa y Trotski no recibió ni un rasguño. 

© Todos los derechos reservados (El templete de las musas)




Boceto y mural Alegoría de la igualdad y confraternidad de las razas blanca y negra en Cuba, realizado al duco, en casa de los Carreño, 1943. Destruido.

Viaje de Neruda a México, 1940.
Siqueiros llegó a la Habana después de más de un año de haber viajado por América
del sur, pintando murales y dando conferencias. Había salido de México después del
asesinato de Trotsky con la ayuda de Neruda, entonces cónsul general de Chile en México.

El Comité Rockefeller pensaba encargarle un mural en Nueva York, pero no le dieron visa para entrar en EEUU. Terminó pintando un cuadro de gran formato con Martí y Lincoln titulado Dos montañas de América, para el centro cultural Cubano-Americano, 1943.
El nuevo día de la democracia, 1943. Tablero móvil de 7,5 m² hecho para el Hotel Sevilla Baltimore de La Habana, Cuba. Hoy se encuentra en el Museo Nacional de Cuba. Lo pintó para saldar la cuenta del hotel. Seguía debiendo dinero antes de que lo rescatara Mario Carreño y se lo llevara con su mujer e hijastra a su casa. 


—¿Cuánto duró ese tormento?

—Meses. Figúrate que le encargaron un cuadro y terminó pintando un mural sobre la pared de un corredor de su ático, junto a Carreño. Cuando se largó, destruyeron el mural y de él no quedan sino unas fotos. En cuanto al matrimonio, no duró mucho más.

—¿Has visto la foto de ese mural?

—Sí, tenía una copia un profesor de historia del arte. Lo tituló Alegoría de la igualdad y confraternidad de las razas blanca y negra en Cuba


© Todos los derechos reservados (El templete de las musas)


María Luisa junto a Manuel Altolaguirre en Monte Albán, Oaxaca, México, años cincuenta.

Retrato de Manuel Altolaguirre por José Moreno Villa, 1949. Colección particular, México.

Manuel Altolaguirre, año 58.

MLGM en su casa de México, años 50.

El 23 de julio de 1959 viajaban de vuelta de San Sebastián a Madrid en un Renault Dauphine. 

Noticia del accidente en el ABC. A poca distancia del pueblo que acababan de atravesar, Cubo de Bureba, el coche se salió de la carretera y volcó sobre un campo de trigo. MLGM murió en el acto. Altolaguirre falleció en la clínica San Juan de dios de Burgos tres días después.

Atamante, interesado en los amores del poeta y de su mecenas, le preguntó por la estancia de Altolaguirre en México.

—Intentó aplacar sus sentimientos distanciándose, consciente de que se estaba enamorando. Se cartearon varios meses, luego ella se mudó allí e iniciaron una relación que duró quince años, hasta que murieron en un accidente de tráfico en España.

—Del accidente me enteré un año después, al escuchar a unos carcas criticar un artículo del ABC que se hacía eco del homenaje que hicieron en una revista malagueña.

Atamante recordó la sorna con la que el grupo de tertulianos de Balmoral comentaron el final de aquel artículo, tachándolo de patético y melodramático, al asociar los versos de su «Canción del alma», «ven, muerte, que soy un niño y quiero que me desnuden…», con su trágico final, cuyo cuerpo tuvieron que sacar del interior del coche, y el amasijo de la afilada chatarra desgarró su ropa.

© Todos los derechos reservados (El templete de las musas)



Credencial de la Asociación de Productores y Distribuidores de Películas Mexicanas expedida el 1 enero de 1949. México D.F. Con fotografía de Manuel Altolaguirre. Con MLGM fundó la compañía cinematográfica Producciones Isla.

Manuel Altolaguirre revisando el negativo de una película, 1959


Altolaguirre empezó a trabajar en el cine en 1946, contratado como guionista por la Panamerican Film. Colaboró en una adaptación de La casa de la Troya, estrenada en 1947. 

Yo quiero ser tonta (1950) fue la primera película de producciones Isla. Adaptación de Las estrellas, de Carlos Arniches, dirigida por Eduardo Ugarte, cofundador de La barraca y amigo de Altolaguirre.
Cartel de la película Doña Clarines, protagonizada por Sara García, 1951. Adaptación de la obra de teatro de los hermanos Álvarez Quintero. Director: Eduardo Ugarte.
Escena entre Sara García (Clarines) y José Pidal (Dr. Luján)
El puerto de los siete vicios, 1951, con la gran Miroslava y Ernesto Alonso. Altolaguirre colaboró en el guion, además de producir la película. Director: Eduardo Ugarte.
Miroslava cantando en la película.

Luis Buñuel durante el rodaje de Subida al cielo, 1952.

Subida al cielo, dirigida por Luis Buñuel, amigo de Altolaguirre desde la época de la Residencia de Estudiantes. El guion original es del poeta, basado en una experiencia propia, narra de modo estrafalario acontecimientos curiosos que suceden en un viaje. La película concursó en el Festival de Cannes en 1952 y fue galardonada con el Premio de la Crítica a la mejor película de vanguardia.
Escena de la película, con Lilia Prado y Esteban Mayo, entre otros.

—Fueron a presentar una película en el Festival de Cine de San Sebastián.

—Me dejas pasmado, ¡un poeta haciendo cine!

—María Luisa creó una productora con la que realizaron una decena de películas. La más célebre la dirigió Luis Buñuel, Subida al cielo.

© Todos los derechos reservados (El templete de las musas)

María Luisa, Jorge Mistral y Manuel Altolaguirre, entre otros, en el Festival de Cine de San Sebastián, 16 de julio de 1959.  Probablemente, la última foto de los dos antes del accidente mortal. Habrá que investigar al funesto fotógrafo, pues Mistral se suicidó años después.
«El cantar de los cantares, película proyectada en sesión privada, mereció grandes elogios», El Diario Vasco, San Sebastián, julio de 1959. Recorte de prensa.
Isolina Herrera fotografiada por Manuel Altolaguirre durante el rodaje de El cantar de los cantares, hacia 1958.

Cartel de Historia de una monja, 1959, Concha de Oro al mejor director, Fred Zinnemann, y premio a la mejor actriz, Audrey Hepburn. Es curioso que en el NODO no se hable de los premios principales ni se destaque la presencia de la actriz en el festival; quizás porque en esta historia la monja acaba por colgar los hábitos por no ser capaz de mantenerse neutral en la Segunda Guerra Mundial, como le exigía su Orden.

Fragmento del trailer oficial de Historia de una monja.





—¿Y qué película fueron a presentar a San Sebastián?

—La adaptación de la versión de fray Luis de León de El cantar de los cantares. Un ejemplo de lo que Altolaguirre llamó «cine-poema».

—No me sorprende que le dejaran volver. Ahora que ese tipo de cine es una ruina.

—María Luisa era consciente de que estaba casada con un soñador. 

© Todos los derechos reservados (El templete de las musas)


Federico García Lorca y Eduardo Ugarte creadores de La Barraca, con el uniforme de la compañía, mono azul con la insignia diseñada por Benjamín Palencia. Vigo, agosto de 1932

La compañía La Barraca posa ante el camión que Federico llamó La bella Aurelia. Ugarte aparece junto a Lorca.

Pilar Arniches el día de su boda con Ugarte, 1928.

Buñuel, Ugarte y Lorca, 1932

Ugarte con Oliver y Hardy en Hollywood, 1930.

Edgar Neville, López Rubio y Eduardo Ugarte en Hollywood, 1930.
López Rubio, Edgar Neville y Eduardo Ugarte disfrazados, Hollywood, 1930.

Cartel de Bésame mucho, de Eduardo Ugarte, con Blanquita Amaro y Antonio Bravo, 1945

Cartel de la película Por culpa de una mujer, de Eduardo Ugarte, con Lina Montes y Abel Salazar, 1947

Cartel de Ensayo de un crimen, de Buñuel, con Miroslava, 1955.

Eduardo Ugarte (Hondarribia, 1900 - México, 1955). Escritor, director de cine, guionista y dramaturgo vasco. Estudió Derecho y Filosofía en las universidades de Madrid y Salamanca, pero su vocación le llevó pronto al teatro. Sus primeros éxitos teatrales los compartió con el granadino José López Rubio: De la noche a la mañana (1929) y La casa de naipes (1930). Antes, en 1928, se había casado con Pilar Arniches, hija del popular autor de sainetes Carlos Arniches, confirmando su acercamiento al género.

Ambos autores, atraídos por el auge del cine, decidieron emigrar a Hollywood en 1930, donde coincidieron con Edgar Neville. Eran los comienzos del cine sonoro y los estudios requerían la presencia de dialoguistas que a la vez pudieran hacer de traductores para las versiones dobladas al español. Ugarte volvió a los pocos meses.

Al regresar se convirtió en el principal colaborador de Lorca en La Barraca, donde trabajó de ayudante de dirección, crítico y maquinista. En varias ocasiones, debido a los compromisos de Lorca, Ugarte asumió la dirección.

Exiliado en México, junto a su cuñado José Bergamín, fundó la editorial Séneca (1940-1949). Continuó su interés por el cine, trabajando como guionista y director. En 1944 dirigió Bésame mucho y más tarde Por culpa de una mujer. En 1950, Manuel Altolaguirre lo contrató para la dirección en varias películas de su productora. Su último trabajo conocido fue colaborando con Luis Buñuel en el guion de la película Ensayo de un crimen. Desde 1948, la salud del escritor se había deteriorado tras sufrir un primer infarto, su vitalidad comenzó a debilitarse, hasta que en 1955 tuvo su último ataque.




Comentarios

Entradas populares de este blog

Sin problemas

Club21

La fuente de las musas I