El gato tuerto I
Simone de Beauvoir y Jean Paul Sartre llegando a La Habana el 22 de febrero de 1960. Fueron recibidos por Carlos Franqui (director del periódico Revolución), Guillermo Cabrera Infante (director de la revista cultural Lunes de Revolución), Virgilio Piñera y José Baragaño.
En sus inicios, la revolución proyectaba la imagen de estar construyendo una realidad distinta, llena de ideales y profundos cambios sociales, abierta a un mundo cultural libre. El fervor de quienes así lo creían y el poder de seducción de Fidel contagiaron a intelectuales de medio mundo, que apoyaron el movimiento sin reservas: Sartre, Beauvoir, Moravia, Calvino, los hermanos Goytisolo, Asturias, Donoso, Paz, Edwards y los cuatro jinetes del boom latinoamericano, Cortázar, García Márquez, Vargas Llosa y Fuentes, entre los más destacados. La identificación de los autores del realismo mágico con la revolución cubana cohesionaba a los escritores de habla hispana, salvo la voz disonante de Borges.
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Muchos de estos intelectuales pasaron largas noches en El Gato Tuerto, una vieja casona de dos pisos situada frente al hotel Nacional, restaurada por Felito Ayón y sus amigos a comienzos de la revolución, lugar de encuentro de intelectuales, artistas y músicos. Un espacio concebido para la tertulia, apreciar y comprar obras de arte, libros y discos, cenar, tomar una copa o escuchar música en directo; donde Felito ejercía de anfitrión con su cordialidad exquisita. Allí se presentó el disco Nicolás Guillén dice sus poemas, editado por el propio sello de El Gato Tuerto, y allí se consolidó un género de música muy cubano, el filin, en las voces de Elena Burke, Omara Portuondo o Moraima Secada.
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Nicolás Guillén (Camagüey, 1902 - La Habana, 1989). Poeta, periodista, activista político y escritor. Considerado el poeta nacional de Cuba.
En 1917, la reelección impuesta del presidente García Menocal provocó el alzamiento en armas de los liberales que derivó en una guerra civil, conocida como «La Chambelona». El padre de Guillén, periodista, que pertenecía al partido Libertad y había fundado un diario, fue asesinado por fuerzas gubernamentales que destruyeron su imprenta. La muerte de su padre, además de suponer la ruina económica de la familia, dejó una huella imborrable en el poeta, si bien no evocaría sus recuerdos hasta la década de los 50, en su Elegía camagüeyana.
Comenzó a estudiar derecho en La Habana, pero sus escasos recursos le obligaron a abandonar la carrera y trabajar como tipógrafo y periodista. Su poesía fue publicada en varias revistas desde principios de los años 20; su primera colección, Motivos de son (1930), estuvo fuertemente influenciada por su encuentro ese mismo año con el poeta afroamericano Langston Hughes y con García Lorca. Hughes le sugirió a Guillén que utilizara los ritmos del 'son' en su poesía, tal y como él había hecho con el blues y el jazz. West Indies, Ltd., publicada en 1934, fue el primer poemario de Guillén con implicaciones políticas. A pesar de que el régimen dictatorial de Machado fue derrocado en 1933, la represión política se había intensificado. Después de ser encarcelado en 1936, Guillén se unió al Partido Comunista. Viajó a España para asistir al II Congreso Internacional de Escritores y cubrió la Guerra Civil española como reportero de una revista.
Después de regresar a Cuba, se presentó como comunista en las elecciones locales de 1940. Esto provocó que se le negara la visa para ingresar a los Estados Unidos al año siguiente. Inicia una gira por varios países de Latinoamérica. En 1953, después de estar en Chile, el gobierno de Batista le negó el reingreso a Cuba y pasó cinco años en el exilio, viviendo en varios países de Europa y América. Volvió con el triunfo de la revolución cubana de 1959. A partir de 1961 ocupó más de 30 años la presidencia de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Ya sabéis, cuya sede se encuentra en esa joya del modernismo catalán en el Vedado que perteneció a Juan Gelats.
Después de que Adolfo Suárez realizara en 1978 una visita oficial a la isla (la primera de un jefe de gobierno occidental a la Cuba revolucionaria), muchos artistas españoles se acercaron a saludar a Guillén en la UNEAC. Aunque España y Cuba mantuvieron relaciones diplomáticas y comerciales después de 1959, a pesar del anticomunismo de Franco, de la expulsión de su embajador Lojendio en 1960 y de que este puesto quedara vacante quince años. Tanto fue así, que Castro declaró tres días de luto oficial en Cuba tras la muerte de Franco.
Recibió el Premio Stalin de la Paz en 1954 y en 1983 el Premio Nacional de Literatura de Cuba.
Elena Burke (La Habana, 1928 - Ibidem, 2002). Una de las artistas más emblemáticas de la música cubana. Conocida como la "Señora Sentimiento", por su manera personal de interpretar los temas y su participación en el movimiento del filin; sin embargo, destacó por su versatilidad, cantando boleros, beat, pop, son o baladas románticas.
Se inició en el mundo artístico en los años 40 en varios programas de radio, de las cadenas CMC y CMQ Radio.
Antes de iniciar una sólida carrera como solista, Elena Burke había pertenecido al conjunto Las Mulatas de Fuego, creado en 1947 por el coreógrafo Rodney. También formó parte en varios cuartetos, el más famoso de los cuáles fue el creado por Aida Diestro, en el que coincidió con Omara Portuondo y Moraima Secada.
Se distinguió por una afinación excepcional y un estilo sobrio, su repertorio incluyó a autores tan variados como César Portillo de la Luz, Marta Valdés, Meme Solís, Orlando de la Rosa o Sindo Garay, . Entre sus acompañantes figuran, entre otros, Dámaso Pérez Prado, Enriqueta Almanza, Meme Solís y el guitarrista Froylán Amézaga, que trabajó junto a ella durante más de quince años.
Su hija, Malena Burke, y su nieta, Lena Burke, ambas cantantes y exiliadas en Miami, pudieron asistir a su funeral en La Habana.
Omara Portuondo y Compay Segundo, Veinte años, Heineken Concerts 1999
Omara Portuondo, Siboney
Omara se unió al grupo de baile del Cabaret Tropicana a finales de los años 40, siguiendo a su hermana mayor, Haydee. También bailó en las Mulatas de Fuego y en otros grupos de danza. A principios de los años 50 cantó para la Orquesta Anacaona y, en 1952, ambas hermanas se incorporaron al cuarteto d'Aida,
Portuondo ha colaborado con importantes músicos cubanos durante su dilatada carrera, entre ellos Julio Gutiérrez , Juanito Márquez y Chucho Valdés. Principalmente conocida por su interpretación de boleros y filin, ha grabado en una amplia gama de estilos, desde jazz hasta el son cubano. Desde 1996, ha sido parte del proyecto Buena Vista Social Club, realizando numerosas giras y grabando varios álbumes con el conjunto. Ganó el Premio Grammy Latino al Mejor Álbum Tropical Contemporáneo en 2009 y Premio Grammy Latino a la Excelencia Musical en 2019.
Moraima Secada, años 60
Moraima Secada, años 50
Orquesta Anacaona. Moraima Secada, primera de izquierda a derecha.
El Cuarteto D’Aida original. De izquierda a derecha: Moraima, Elena, Haydeé y Omara
En 1950, Moraima Secada inicia su carrera artística con la orquesta femenina Anacaona, donde conoció a Omara Portuondo. Coincidió con Omara y Elena Burke en el cuarteto d'Aida hasta 1960, cuando debutó con el cuarteto Los Meme, con Memé Solís, actuando poco después en El Gato Tuerto. Más adelante, inició su carrera como solista, convirtiéndose en una de las cantantes más carismáticas de Cuba.
En 1976 el vuelo 455 de Cubana de Aviación sufrió un sabotaje con dos artefactos explosivos y cayó al mar cerca de Barbados, muriendo todos sus pasajeros. Se atribuyó a varios terroristas cubanos exiliados, entre otros a Posada Carriles. En ese vuelo viajaba el marido de Moraima.
Omara, preocupada por el estado de salud de Moraima, convenció a Elena para rememorar los tiempos de d'Aida y desde 1979 cantaron unidas en algunos programas de televisión. En 1983 cantaron "Amigas", de Alberto Vera y participaron en el homenaje de este compositor, organizado por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.
Al entrar Eliana y Atamante en El Gato, Felito se levantó a saludarla, tan amable como siempre. Le habló de su nuevo trabajo de diseñador-jefe de la Imprenta Nacional, que dirigía Carpentier. Luego bajó la voz y le preguntó con cierta ansiedad:
—¿Sabes que por fin pudo salir Guillermo?
—Lo sé. —Eliana bajó la vista.
—He conseguido verle después de buscarle por media Habana, andaba con una muchacha... Le he regalado una caja de tabacos, unos margaritas de Punch, espero que los disfrute por aquellas tierras. —Intentó sonreír Felito.
Cabrera Infante consideraba a Felito el único impresor realmente moderno que había en Cuba antes de la revolución. Además de editor, era un hombre imprescindible dentro del panorama intelectual y artístico de la ciudad. Como mecenas, le disputaba a María Luisa Gómez-Mena el honor de poseer la mejor colección de pintura cubana contemporánea; solo que él la tenía colgando de las paredes de su casa, incluida la cocina. Por su increíble capacidad de adaptación y sus raras dotes miméticas, algunos lo confundían en una exposición con el pintor más bohemio y en la presentación de un libro con el escritor más erudito.
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En cualquier reunión, su blanca risa de mulato se abría paso desde su boca de dimensiones mitológicas y devoraba todos los fantasmas que hubiera alrededor. Su influencia era tal que una frase suya acuñaba nombres imborrables. Así le ocurrió a la bodega que se encontraba al lado de su imprenta, la casa Martínez, tras persuadir al propietario de que sirviera comidas a sus clientes y amigos, a los que citaba en la «bodeguita del medio» de su cuadra.
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La bodeguita del medio, foto de Korda.
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