En la segunda mitad de los años cincuenta, los cabarés gestionados por «hombres de negocios americanos», como los llamó doña Gloria, mantenían una rivalidad fructífera: Edith Piaf, Frank Sinatra, Tony Bennett, Sarah Vaughan y Dorothy Dandridge actuaron en el Sans Souci de Santo Trafficante Jr...
(Santo Trafficante Jr. en el bar del Sans Souci)
Santo Trafficante Jr. heredó el nombre y los "negocios" de su progenitor, Santo Trafficante senior, jefe de una familia mafiosa de origen siciliano, que centró sus actividades criminales en Tampa, Florida, antes de dar el salto a La Habana.
(Edith Piaf joven)
Edith Piaf viajó a Cuba por vez primera en 1956, después de su debut en el Carnegie Hall de Nueva York, para cantar durante 10 días en el Cabaret Sans-Souci. Aprovechando su contrato en el cabaret Sans Souci, fue invitada a actuar en la emisora Radiocentro CMQ, Sorprendió a la audiencia del programa El Casino de la Alegría tras cantar La vie en rose, confesando sentir pudor al cantarla en la tierra de Bola de Nieve, «el mejor intérprete de esta canción».
Regresa en enero 1957 contratada por el cabaret Montmartre, en su gira por América Latina. La recibieron en el aeropuerto de La Habana Ramón Sabat, presidente de la Compañía Panart, Mario García, manager social del Montmatre y Andrés Castillo. Su contrato estipulaba que mientras ella estuviese cantando no se servía ni comida ni bebida para que el público pudiera concentrarse en su actuación. Estuvo actuando desde el 25 de enero hasta el 7 de febrero.
(Edith Piaf en la Habana (1957). Revista “Bohemia”, Nº 6, La Habana, febrero de 1957).
«Para el público común, el principal adorno de una artista deben ser las joyas. ¿Dónde están las de esta estrella que se hace pagar los sueldos más elevados del mundo? El espectador que la está viendo por primera vez no acaba de comprender esa vestimenta humilde. La señora que sabe del lujo la compadece porque no brilla en sus dedos ni en sus orejas una sola piedra preciosa. En la sala se ha hecho un silencio. ¿Qué obliga al público a este silencio? Es la voz de Edith Piaf».
(Foto publicada en la revista Bohemia. Refleja el momento que consulta un diccionario).
Así, pudo antes de iniciar cada canción, explicar con dificultad en español la letra de lo que iba a interpretar.
(Revista Show
36, febrero de 1957)
«¿Quién es esa mujer
vestida de negro que se presenta al público como quien va al mercado, por su
sencilla indumentaria? La dama objeto de la interlocución, canta con lenguaje
de pueblo, domina lo trágico y es una actriz extraordinaria: impone a sus
brazos y manos un lenguaje interpretativo de los pasajes emocionales que brotan
de su garganta, como si la dicción divina de sus expresiones llevaran
envueltas, el hondo drama de la vida humana. Esa mujer no es otra que Edith
Piaf, cuyo debut en Montmartre es la comidilla de la farándula».
(Edith Piaf canta Je Ne Regrette Rien en la sala Olympia de París, 1961)
No, je ne regrette rien es una canción compuesta en 1956 por Charles Dumont, con letra de Michel Vaucaire. Cuando Edith Piaf escuchó la canción por primera vez, en la voz de Anne Chapelle (1919-1985), dijo: «C'est moi, c'est ma vie!». En aquel momento, la sala Olympia de París estaba al borde de la quiebra y con riesgo de desaparecer. Su propietario, Bruno Coquatrix, pidió ayuda a Jacques Tati y Edith Piaf. Esta, aunque muy enferma y débil, aceptó realizar varios conciertos que salvaron al Olympia. Tenía dificultades para mantenerse en pie y moverse en el escenario, debido a su artritis paralizante, pero con ayuda de grandes dosis de morfina pudo cantar y lograr unas de las interpretaciones más memorables y conmovedoras de su carrera.
Dorothy Dandridge canta The Man I Love, de los hermanos Gershwin, en 1961, en la película The Murder Men (un años más tarde fue presentada como un episodio de la serie de televisión Cain's Hundred que se llamó Blues for a Junkman), protagonizada por Peter Mark Richman, James Coburn y Dorothy Dandridge. Dorothy interpreta a Norma Sherman, una cantante de blues adicta a las drogas que, al ser liberada de la cárcel, intenta recuperar el amor de su marido. Hay quien opina que para recrear su personaje se inspiró en Billie Holiday, a quien iba a interpretar en otra película dirigida por Orson Welles que no llegó a realizarse.
Dandridge fue nominada en 1955 al Premio de la Academia a la Mejor Actriz por su interpretación en Carmen Jones, convirtiéndose en la primera afroamericana nominada para un papel principal. Ese mismo año, se convirtió en el primer artista negro en abrir en el Empire Room dentro del hotel Waldorf-Astoria de Nueva York. Los requisitos del código moral de producción de Estados Unidos no se aplicaron a la producción cinematográfica franco-italiana Tamango, en 1958, y se permitió rodar un apasionado beso entre Curd Jürgens y Dandridge, convirtiéndose en el primer beso en pantalla de una actriz afroamericana con un actor blanco. Tamango se estrenó en Estados Unidos a finales de 1959. Aquel año protagonizó un thriller británico de bajo presupuesto, Málaga o Moment of Danger, coprotagonizada por Trevor Howard y Edmund Purdom. Alguna publicidad previa al estreno daba a entender falsamente que Dandridge recibió su primer beso en pantalla con un actor blanco (Howard) en esta película. La película no se estrenó en los Estados Unidos hasta 1962, siendo su última aparición cinematográfica, mientras que el capítulo de Cain's Hundred lo fue en televisión.
El 8 de septiembre de 1965, Dandridge fue encontrada desnuda e inconsciente en su apartamento por su manager, Earl Mills. Dos informes distintos determinaron causas de la muerte contradictorias: el instituto de patología, sobredosis accidental del antidepresivo Imipramina; la oficina forense, embolia grasa resultante de una fractura del pie derecho sufrida cinco días antes.
Sarah Vaughan actuó en el Sans Souci desde el 29 de enero al 3 de febrero de 1957. El público que abarrotaba el lugar eran conocedores y adeptos al jazz. La gran estrella del jazz no se limitó a mostrar su talento en el escenario de este cabaré, sino que compartió con músicos y cantantes cubanos en varias jam sessions improvisadas (más información en http://www.desmemoriados.com/cuando-sara-vaughan-canto-en-la-habana/).
Sarah Lois Vaughan (27 de marzo de 1924-3 de abril de 1990), apodada "Sassy" y " La Divina", ganó cuatro premios Grammy, incluido el Lifetime Achievement Award, y el premio NEA Jazz Masters de 1989. Un prestigioso crítico norteamericano consideraba que tenía "una de las voces más maravillosas del siglo XX". Su grabación de " Tenderly " (la primera en grabar este estándar de jazz) se convirtió en un inesperado éxito pop a finales de 1947.
Contrarrestando aquella competencia, Cab Calloway, Maurice Chevalier y Lena Horne fueron contratados en el cabaré Montmartre de Lansky.
Cab Calloway debutó en el cabaré Montmartre el 4 de noviembre de 1949, compartiendo cartel con artistas de diversas nacionalidades y estilos tan variados como Bob Wilkinson, maestro de ceremonias, el crooner norteamericano Ray Carson, la acróbata Jacqueline Hurley, los bailarines Landre y Verna, la orquesta española Los Churumbeles con su cantante Juan Torregrosa, y de Cuba la orquesta Casino de la Playa y el conjunto Los Graciano. Actuó durante cuatro semanas. Volvería en 1951 y 1955. Durante sus estancias, solía visitar a El Chori, en los cabaretuchos de Las Fritas (más información en http://www.desmemoriados.com/cab-calloway-por-la-habana/#_ftn24).
(Meyer Lansky. Mafioso judío, socio y amigo de Lucky Luciano.)
Lansky fue el primero en ver el potencial de la isla, donde el juego
sustituiría los beneficios de la venta ilegal de alcohol en cuanto finalizara
la «prohibición». Previamente a que Batista
liderara un golpe de Estado en 1933, intuyó que él se convertiría en el hombre
fuerte de Cuba. Se entrevistó con él y le garantizó unos ingresos para el país
de varios millones de dólares al año, si se les concedía el monopolio de los
casinos. ¿Por qué se retrasaron sus planes? A principios de los años treinta,
los efectos de «la gran depresión» se hicieron notar en Cuba, y el
turismo cayó en picado. Además, la agitación política, antes y después de Machado, era
constante.
En la foto, el líder de la banda y cantante estadounidense Cab Calloway dirige su orquesta durante un baile de Año Nuevo en el Cotton Club de Harlem, Nueva York, en 1937.
Cab Calloway había entrado en el Cotton Club de la mano de “Minnie The Moocher” y de Irving Mills, autor de la letra, seis años antes. Vendió más de un millón de copias de este tema. Por la técnica de llamada y respuesta, introduciendo una variante del fraseo scat, le valió el apodo de ‘Mr. Hi-De-Ho Man’.
Compartió con Duke Ellington el reinado del Cotton Club. Su reconocimiento en el mundo del jazz se debió en parte a la calidad de las orquestas que dirigió durante los años treinta y cuarenta, principalmente en este Club, por las que pasaron músicos tan excepcionales como Dizzy Gillespie.
(Cab Calloway cantando Minnie the Moocher)
"Minnie the Moocher" está basada en la versión de 1927 de Frankie "Half-Pint" Jaxon de la canción de vodevil de principios de 1900 "Willie the Weeper " (Bette Davis canta esta versión en The Cabin in the Cotton).
La letra está cargada de referencias a las drogas. El carácter "Smokey" se describe como "cokey", es decir, un cocainómano; la frase "patear el gong" es una referencia del argot a fumar opio. La letra de scat "hi-de-ho" surgió cuando Calloway olvidó la letra de la canción una noche durante un concierto de radio en vivo.
"Minnie the Moocher" fue incluida en el Grammy Hall of Fame en 1999, y en 2019 fue seleccionada para su conservación en el Registro Nacional de Grabaciones como "cultural, histórica o estéticamente significativa" por la Biblioteca del Congreso.
El ya veterano actor galo debutó en el teatro Auditórium de La Habana el 13 de abril de 1956, con un espectáculo de Broadway bajo el título de One man show. Una segunda presentación tuvo lugar en el cabaré Montmartre, y, al parecer, también cantó en el canal 6 de la televisión en el programa “De fiesta con Bacardí”. Sorprendió a todos por su gran vitalidad.
(MAURICE CHEVALIER - Le twist du canotier. Tomado del programa de RAI-TV "Il Signore delle 21", 1962).
El escritor Alejo Carpentier, desde las páginas de El Nacional, de Caracas, el 27 de junio de 1951, se aproximó al talento de Chevalier de esta manera: “¿Qué es Maurice Chevalier? ¿Un cantante? No. ¿Tiene una hermosa voz? Ni hermosa ni fea, puesto que no presume de voz ni usa de sus posibles recursos. ¿Es un recitador? No. ¿Un poeta? A su manera. ¿Un comediante, entonces? Sí, aunque en la escena se vale muy poco de los medios expresivos del comediante. ¿Qué es, entonces? Un hombre con eso que Federico García Lorca llamaba “el duende” —esa gracia indefinible, ese don de emocionar a tiempo, de decir y hacer justamente las cosas, fuera de todo alarde técnico, que tanto puede manifestarse en un arabesco de Alicia Alonso, en un andante de orquesta inspiradamente dirigido, en una copla de cante jondo, o en el arte de cierto arpista llanero, descubierto por Antonio Estévez, cuyas improvisaciones evocan, de pronto, la majestad de los Preámbulos de órgano de la Edad Media. El duende no se explica: se siente”.
(Más información en: http://www.lajiribilla.co.cu/2011/n551_11/551_18.html).
(Sarah Vaughan, Bebo Valdés y Nat King Cole en Tropicana, 1957. Archivo Jorge Luis Sánchez. Ver http://www.desmemoriados.com/una-habana-para-nat-king-cole/)
―Todos acababan de fiesta en Tropicana. Quien pretendiera ser alguien en el mundo, tenía que ser visto en Tropicana ―dijo orgullosa doña Gloria.
(Fotografía: Martín Fox y Lefty Clark, delante de la fuente de las musas. Del libro Tropicana nights, de Rosa Lowinger y Ofelia Fox)
Doña Gloria le vino a dar la respuesta diciéndole que en
un momento dado, sin que ella supiera por qué, en los carteles de Tropicana aparecía
«visite el casino de Lefty Clark», un hombre de confianza de Trafficante y de
Lansky, que se dedicaba a dar créditos a los jugadores que se habían quedado
sin blanca y pretendían recuperar lo perdido. Esto no lo conocía ni doña Gloria
ni Atamante.
―Mira, este es Lefty
Clark. ―Había sacado una foto del cajón del escritorio de su marido―. El que
está a la izquierda es Fox. Están delante de la fuente de las musas.
Tras un prolongado silencio, doña Gloria
le comentó que la fuente, también conocida como danza de las horas, se había encargado
a Aldo Gamba, escultor italiano, para adornar los jardines del Casino de la
Playa, inaugurado en los años veinte.
Varios años después se construyó un nuevo
edificio, El Gran Casino Nacional, donde trasladaron la fuente y se construyó
un estanque circular, dentro del cual parecían flotar las musas de mármol.
A
la entrada del Tropicana llegó a principios de los cincuenta.
―Lo
asombroso es que el artista las esculpió en la cárcel ―señaló doña Gloria―. Cumplía
condena por intento de asesinato. Su víctima fue una joven de origen británico,
que encajó cuatro balas en el tórax; sobrevivió de milagro. El escultor intentó
suicidarse disparándose en la cabeza, pero el muy pendejo se hizo una herida superficial.
(Santo Trafficante, que heredó este oxímoron de nombre y los "negocios" de su progenitor, en el bar San Souci. La Habana, Cuba, 1955) —Santo Trafficante, un apellido apropiado para un gánster... —¡Ay, cará !, ¡otra vez ese matraquilleo , chico! Ya te he dicho que eran «hombres de negocios» que invirtieron en casinos y clubes —dijo doña Gloria, encendida. (Alberto Anastasia, izquierda, sale con su abogado de la corte federal en 1955) (En la mañana del 25 de octubre de 1957, Anastasia ingresó a la peluquería del hotel Park Sheraton. Mientras Anastasia se relajaba en la silla de barbero, dos hombres, con bufandas cubriendo sus rostros, entraron corriendo, apartaron al barbero y dispararon contra Anastasia. Después de la primera andanada de balas, Anastasia se abalanzó sobre los reflejos de los pistoleros en el espejo de la peluquería. Los asesinos continuaron disparando hasta que cayó muerto) Un hecho aparentemente inconexo, la muerte del facineroso Albert Anastasia en una b
(Vista de la avenida Presidentes a la altura de la calle 21. Vedado, La Habana) Eliana terminaba su tercera y última jornada con un grupo de inversores canadiense. Insistieron en invitarla a cenar aquella noche para despedirse y agradecerle su eficaz mediación. Habían llegado a La Habana buscando lo mismo que Atamante... Atamante fue a su encuentro en la esquina de la calle 21 con la avenida de los presidentes, y desde allí descendieron hacia el malecón. (Parque de atracciones en la esquina de la calle 23 y L, ocupando el solar dejado tras la demolición del hospital Reina Mercedes, construido en 1959 para celebrar el 29 congreso mundial de agentes de viaje, ASTA. Poco tiempo después se transformó en el cabaret Nocturnal) A mitad de camino escucharon el rumor de un griterío sobre el que descollaban las carcajadas desacompasadas de algún borracho. En la distancia, detrás de lo que parecía un plató de cine abandonado, con estanques y montañas artificiales, se vislumbraban las luces de
Tropicana nació en medio de unos jardines de exuberante vegetación tropical en Marianao, dominada por imponentes palmas reales, palmas canas, mamoncillos, bambús, mangos, guanábanas, mameyes y anones que coexistían con orquídeas cosmopolitas, naranjos cuyas semillas llevó Colón y acacias, de esas que envenenan en África a las jirafas que las ramonean en exceso. Los nombres de estos árboles evocaron a Atamante «el jardín de la memoria » y le costó seguir la historia que doña Gloria le narró a continuación... Atamante retuvo lo esencial: Regino du Repaire de Truffin, un rico industrial azucarero de origen francés, llamó a la finca Villa Mina, en honor a su segunda esposa, Mina Pérez de Abreu, a quien los columnistas del papel cuché llamaron la «dictadora social » de la época, por las fiestas que organizaba, en vida de su marido, en aquella arboleda que veneraba. .. ― Primero sucedió lo de su yerno, el marido de su hijastra Regina... Clemente Vázquez Bello, un político querido y brill
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